Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, sigue sin resolver la financiación del Espai Barça. Goldman Sachs ya le ha comunicado que los inversores piden más garantías para aportar los 1.500 millones de euros del proyecto más ambicioso del club en el siglo XXI. Este jueves está prevista la reunión de junta directiva donde se debe tomar una decisión al respecto: dentro de la junta hay voces que apuestan por paralizar la operación --tanto por los elevados intereses como por la posibilidad de repescar a Leo Messi-- y otras que abogan por seguir adelante.
El máximo dirigente del Barça es de los que insiste en la necesidad de empezar en verano las obras de reforma del Camp Nou. La llegada de las grúas coincidirán con el derribo de la tercera grada y el traslado del primer equipo de fútbol a Montjuïc hasta noviembre de 2024.
El regreso al Camp Nou
Laporta ha cifrado en 93 millones de euros las pérdidas anuales por la marcha al Olímpic Lluís Companys. El regreso al Camp Nou coincidiría con el 125 aniversario del club, que atraviesa una delicada situación económica y una crisis reputacional de dimensiones gigantescas tras conocerse los pagos que hizo el club a Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, entre 2001 y 2018.
Sueña Laporta con ser el presidente del Barça que inaugure el nuevo Camp Nou, pero los problemas se multiplican. En los últimos días han aumentado las voces que le desaconsejan el inicio de las obras por la actual coyuntura económica y la subida de los tipos de interés.
La elección de Limak
Laporta está preocupado porque el Barça debería pagar un 6% de intereses por el crédito de 1.500 millones de euros que costará la reforma del Camp Nou y la construcción del nuevo Palau. Esto como mínimo, ya que algunas voces han llegado a situar los intereses cerca del 10% porque la crisis bancaria --Silicon Valley Bank y Credit Suisse-- los ha disparado.
La elección de Limak Costruction para remodelar el Camp Nou ha generado muchas dudas entre los inversores, mucho más preocupados por el Barçagate de Negreira que tanto ha dañado la imagen del club. La compañía turca genera recelos entre las constructoras españolas, el colegio de arquitectos de Barcelona y los defendores de los derechos humanos.
La amenaza de la UEFA
Laporta, según algunas informaciones, no ha respondido la pregunta de los inversores sobre su plan en el caso de que el Barça sea excluido durante un año de las competiciones europeas. El presidente, supuestamente, no ha dado una alternativa sobre cómo compensaría el club la pérdida de ingresos por dicha partida.
Los inversores del Barça también tienen dudas sobre el futuro deportivo del club y, sobre todo, sobre el impacto que tendrán el caso Negreira y los actuales problemas con el Fair Play Financiero para reforzar al equipo de Xavi con vistas a la próxima temporada. La posibilidad de que la UEFA deje al club fuera de la Champions durante una temporada es real, aunque puede tardar unos años en producirse.
Acuerdo con Bartomeu
Laporta está acorralado, sin un plan de gestión para presentar a los inversores del Espai Barça. Con Bartomeu de presidente, Goldman Sachs tenía un acuerdo por 815 millones de euros y el Barça no debía presentar garantías patrimoniales a la banca de inversión estadounidense. Con Laporta, en cambio, Goldman Sachs tiene más dudas y los inversores no se conformen con los futuros ingresos del Camp Nou como garantía. La crisis reputacional que vive el club y la situación económica mundial juegan en contra de los intereses del Barça y de su máximo responsable.