La huella de Qatar no se borra fácilmente. Y en los últimos tiempos, están coincidiendo una serie de factores que bien podrían ocasionar un desembarco de Jassim bin Hamad Al-Thani y Nasser Al-Khelaifi en Barcelona. Una opción que por ahora es improbable, meramente hipotética, pero que habrá que tener en cuenta en caso de que el FC Barcelona se convierta en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). El Barça siempre ha sido de sus socios. Algo que cada vez es más complicado entre los grandes clubes de Europa, y que tiene mérito dadas las crisis económicas y financieras que la entidad ha superado a lo largo de su historia. En España, fue uno de los cuatro equipos que no se vio forzado a reconvertirse en SAD a principios de los noventa. Pero vistos los últimos movimientos y decisiones de Joan Laporta y su junta, la realidad es que el club está poniendo cada vez más en riesgo su actual modelo de propiedad.
El Barça ha sufrido unas pérdidas de entre 450 y 500 millones de euros en dos años. Para transformar la deuda de corto plazo a largo, Laporta estrenó una línea de crédito de 595 millones con Goldman Sachs y pidió un nuevo crédito de 1.500 millones para el Espai Barça con el banco norteamericano. La deuda total es de casi 3.000 kilos: 1.350 millones en pasivos, que dejó la junta de Josep Maria Bartomeu, a los que hay que sumar los 1.500 millones del crédito anteriormente mencionado para financiar el nuevo Camp Nou y la infraestructura anexa. Laporta siempre ha dejado claro que el FC Barcelona no se convertirá en SAD durante su mandato, que finaliza en tres años. Cuando llegue ese momento, sin embargo, habrá que ver cuál es la situación económica y financiera de una entidad que, a día de hoy, sigue en la UCI.
La voluntad de comprar nuevos clubes
En paralelo, los jeques de Qatar han confirmado un nuevo fracaso por undécimo año consecutivo en el Paris Saint-Germain. Lejos de acercarse a la orejona, los galos han sido eliminados otra vez en octavos de final de la Champions League y el proyecto parisino parece estar agotándose. Las sensaciones son pésimas si se tiene en cuenta que el club-Estado ha gastado más de 1.400 millones de euros solamente en fichajes en los últimos once años. En esta cantidad no se incluye ni el sueldo de los jugadores, ni las millonarias primas de comisiones, ni el resto de inversión empleada en ciertas mejoras de la entidad.
Actualmente, viendo que la inversión no está surtiendo efecto en París, los jeques y emires de Qatar han decidido diversificarse. Al-Thani ya habría comunicado sus intenciones de comprar el Manchester United a la familia Glazer, propietaria del conjunto red devil, unas horas antes de que concluyera el plazo límite de la puja. Todavía habrá una segunda fase, en la que los expertos auguran al menos un par de ofertas más procedentes de Estados Unidos, e incluso alguna desde Arabia Saudí. Queda claro, en cualquier caso, que el dinero de Qatar puede jugar un papel importante.
Qatar patrocinó al Barça de 2011 a 2017
En este sentido, si el Barça acaba convirtiéndose en SAD no es una locura pensar que desde Qatar también nazca un interés en hacerse con la propiedad del FC Barcelona. No hay que olvidar que el Barça fue la primera gran apuesta de Qatar para promocionarse y lavar su imagen. En 2010, y bajo la presidencia de Sandro Rosell, el club cerró un acuerdo con el Gobierno del país de Oriente Medio para convertirse en la primera marca comercial que se exhibiera en la camiseta azulgrana. El 13 de junio de 2013, la candidatura presidida por Sandro Rosell ganó las elecciones presidenciales del Barça. Rosell sustituyó a Laporta, con quien había coincidido dos años en el club, y recalcó que había heredado un club muy tocado económicamente. Esta fue la excusa, sobre el papel, para justificar el acuerdo con Qatar.
El pacto entre el Barça y los jeques de Oriente fue gestionado por Javier Faus, entonces vicepresidente económico del Barça y una persona con muy buenos contactos en el país del Golfo Pérsico. El acuerdo de patrocinio entró en vigor en enero de 2011, y la primera marca que estampó su nombre y logotipo en las camisetas del Barça fue Qatar Foundation. Dos años después, fue sustituida por Qatar Airways, compañía aérea que apostó fuerte por el aeropuerto de El Prat. Cierto es que el patrocinio de Qatar aportó estabilidad económica al Barça. Y las relaciones eran tan buenas que, en 2015, Faus negoció una ampliación de dicha alianza. El expresidente del Círculo de Economía cerró un acuerdo por 60 millones de euros anuales pendientes de la firma definitiva por parte de Josep Maria Bartomeu, que había relevado a Sandro Rosell.
Qatar se sintió traicionado por el Barça
El caso es que en 2015, cuando Bartomeu ganó las elecciones, Faus le comunicó que no seguiría en el club por motivos profesionales. Algo que sucedió para malestar del Gobierno de Qatar, dado que Barto quiso renegociar el acuerdo y envió a Manel Arroyo a pedir más dinero. Los dirigentes catarís se sintieron traicionados y se negaron en redondo. Las negociaciones se rompieron de forma brusca, aunque Qatar Airways siguió patrocinando al Barça hasta 2017. Eso sí, con las condiciones iniciales. Fue entonces cuando, en 2017, Rakuten se convirtió en el patrocinador principal del Barça. Al Gobierno catarí le quedaba entonces únicamente el PSG por patrocinar y gestionar, club que había comprado en 2011 y que potenció a partir de entonces. Su particular venganza fue el fichaje de Neymar, por quien el PSG pagó los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión.
Desde Qatar también intentaron llevarse a Rakitic al PSG, aunque no lo consiguieron. Sí evitaron que el Barça fichase a cualquier futbolista del club parisino, véanse los casos de Thiago Silva, Marquinhos o Verratti. El colmo fue cuando se llevaron a Leo Messi con la carta de libertad, tras su turbulento adiós con el Barça. Una despedida brusca de la cuál Laporta fue el gran artífice, al no querer renovar el contrato del argentino por cuestiones económicas. Nadie sabe qué pasará en los próximos años, si el Barça acabará convirtiéndose en SAD y si en Qatar desearán aprovechar la oportunidad. Para estar preparado hay que tener en cuenta todas las hipótesis. Aunque ahora parezcan imposibles.