El FC Barcelona se encuentra ante uno de los momentos más complejos de su historia reciente. La directiva de Joan Laporta se ha marcado este mes de marzo para obtener la financiación de la reforma del nuevo Camp Nou, pero el proceso no ha sido del todo favorable, teniendo en cuenta algunos factores que han complicado la posición de la entidad en ese potencial acuerdo. Esas complicaciones, a su vez, traen a la mesa unos elevados riesgos que pueden poner en un serio peligro al club.
Lo primero que hay que mencionar es que el Barça está afrontando el proyecto de las obras en el peor momento posible. No solo por el golpe a nivel de reputación por el Barçagate de Negreira, sino también por el panorama actual del mercado financiero, que está disparando la inflación en diferentes sectores. Ese par de factores --sobre todo el último-- ha provocado que la agencia Kroll bajara el rating de BBB+ a solo BBB, lo que significa que el club azulgrana es menos solvente.
Los riesgos con la reforma del Camp Nou
A pesar de ese contexto tan complicado, que supone elevar los gastos de las obras del estadio culé, el presidente del FC Barcelona está confiado en seguir adelante. Pero esa determinación también representa que el club se expone de forma más evidente en el apartado financiero. Un economista especializado en el área de fútbol ha explicado a Culemanía que resulta poco viable que pueda efectuarse el proyecto, debido a la situación actual del mercado.
Desde la valoración del especialista, el rating de la agencia Kroll, que toma en cuenta al mercado internacional, implica que los intereses por la financiación pueden terminar elevándose un 2% por encima de lo establecido hace varias semanas. Las últimas informaciones señalan que los intereses podrían aproximarse al 7%, que es lo que se suele pagar en aquellos proyectos que reciben una calificación de BBB. Esto significa un problema para el Barça, que podría terminar pagando --entre gastos de construcción e intereses-- más de 3.000 millones de euros por la totalidad de las obras.
Otro riesgo al que se expone el FC Barcelona es la dificultad para afrontar los pagos de la financiación. En este sentido, hay que recordar que habrá un período de carencia de los primeros cinco años antes de empezar a pagar la deuda. En ese tramo de tiempo solo se contempla pagar un porcentaje de los intereses. Si bien es un margen que tiene la directiva de Laporta, la realidad es que tendrá muchas complicaciones para hacer frente a ello. Por una parte porque el Camp Nou apenas estará en completo funcionamiento hasta la 2026-27 y también por la delicada situación financiera que el club no ha logrado solventar por completo.
La reformulación de la financiación
Hasta ahora hace pocas semanas se había comentado que la fórmula para pagar la financiación estaba destinada a ser en una emisión de tres bonos por 500 millones de euros, que se amortizarían en 2032, 2045 y 2052. Sin embargo, en las últimas horas ha sonado con fuerza una reformulación que correspondería a la división de cinco bonos de entre 100 y 400 millones de euros. En este último caso la división exacta podría ser de la siguiente forma: 100 millones a pagar en 2028, 250 millones a pagar en 2030, 350 millones a pagar en 2032, 400 millones a pagar de manera periódica hasta 2044 y otros 200 millones a repartir en diferentes pagos hasta 2047.
Dicha financiación se estaría contemplando a través de un acuerdo con algunos bancos de Norteamérica, según la información del diario Expansión. La fuente explica que ese pacto podría alcanzar el 50% del crédito, lo que supone un total de 750 millones de euros. Pero el riesgo a largo plazo sigue presente, debido a que la dirigencia del Barça tendría que hacer frente a esos gastos sin la certeza de generar los recursos necesarios para ello.
Disidentes en la cúpula
Laporta está empeñado en sacar adelante el proyecto y poder inaugurar el estadio en noviembre de 2024, cuando se celebra el 125 aniversario de la fundación del club. Sin embargo, Culemanía ha podido conocer que cada vez hay más disidentes dentro de la entidad. Las voces contrarias amenazan con tomar fuerza y podrían convencer/seducir al mandatario para que cambie de idea. El presidente todavía mantiene un poder indiscutible en el Barça porque tiene una junta directiva y estructura profesional hecha a medida. Nadie le hará un pulso y si alguien se atreve, acabará saliendo del club. No obstante, son momentos complicados.
Esas voces, al igual que varios especialistas en economía, establecen que una mejor idea sería paralizar las obras para que el FC Barcelona pueda afrontar el proyecto en un contexto más favorable. Un plazo de tiempo que significaría obtener mejores precios para las obras, unos tipos de interés más bajos así como mejorar la salud financiera del club azulgrana. De esa forma, no existiría un riesgo tan grande para el modelo de gestión.