La imagen del FC Barcelona, en términos de opinión pública, no está atravesando su mejor momento. A pesar de mostrar avances en la parcela deportiva con los buenos resultados del equipo de Xavi Hernández, la realidad es que los problemas han estado golpeando al club desde diferentes sectores, en especial en los casos de conflictos de intereses. En este sentido, el reciente caso del pago de los informes arbitrales supone un nuevo capítulo de ese largo historial en la entidad azulgrana.
La polémica con el pago a Negreira
Este miércoles se desató una enorme polémica a partir de la publicación de la Cadena SER sobre un gasto del Barça --entre 2016 y 2018-- a DASNIL 95, empresa de José María Enríquez Negreira que en aquel entonces ocupaba el cargo de vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). La fuente inicial detallaba una cifra aproximada de 1,4 kilos, pero posteriormente El Mundo confirmó que se trataban de 33 facturas por un total de 1.685.142 millones de euros.
Este caso ha traído consigo una enorme controversia, debido a que ahora se generan dudas alrededor del trabajo de los árbitros en los partidos del conjunto catalán. Si bien no pareciera que el FC Barcelona reciba un castigo por parte de los organismos del fútbol, a menos que pueda comprobarse directamente algún tipo de favor arbitral en ese período de tiempo. El gran daño que está recibiendo la entidad presidida por Laporta es a nivel de imagen con respecto al panorama internacional, lo que podría dejar secuelas de cara al medio/largo plazo.
Los negocios de Piqué
En el apartado de conflictos de intereses, Gerard Piqué es indudablemente uno de los más señalados. El excentral del Barça protagonizó una de las polémicas más grandes del año anterior, cuando se descubrió la comisión que recibió por intermediar en las negociaciones de la Real Federación Española de Fútbol y la Federación de Arabia Saudí para celebrar la Supercopa en dicho territorio. A pesar de las críticas por el factor ético que representaba esa situación, el empresario se defendió explicando que “ni yo ni mi equipo se iba a beneficiar deportivamente de esto”.
Tampoco hay que pasar por alto los intentos de Piqué en hacerse con Barça Corporate, uno de los proyectos bautizados por la anterior junta. Dicha sociedad pretendía una inyección de capital urgente para ayudar a la entidad a capear el temporal generado por los estragos de la pandemia. Se buscaba un inversor dispuesto a pagar unos 220 millones de euros por explotar cuatro ramas de negocio: BLM, Barça Studios, BIHUB y Barça Academies. El presidente del club por aquel entonces, Josep Maria Bartomeu, le negó al ahora exjugador en reiteradas ocasiones la posibilidad de asumir ese negocio. Por más que le insistió Piqué, a quien el propio Bartomeu había convertido en el defensa mejor pagado del mundo, el exdirigente se negó rotundamente y le recordó que esa práctica no estaba permitida por el código ético de la entidad. Posteriormente intentó lo propio con Barça Studios, pero también le pararon los pies, aunque desde el club lo desmintieron para evitar suspicacias.
La gestión familiar de Laporta
Desde que Laporta retomó la presidencia del FC Barcelona se ha encargado que la gestión del club sea lo más familiar posible. Ese objetivo lo está cumpliendo a rajatabla con cada una de las decisiones que ha tomado hasta ahora. Su hermana, Maite Laporta, fue designada tras la salida de Ferran Reverter como responsable de los temas de diversidad e inclusión. Su prima Marta Segú, por otro lado, fue nombrada directora general de la Fundación FCB, donde se ha subido el salario hasta los 200.000 euros brutos anuales, tal y como informamos desde Culemanía. En el área de compliance tiene a un buen amigo, Sergi Atienza, como en el departamento legal, Pere Lluís Mellado, y en el puesto de director de operaciones, con Joan Sentelles. También en sostenibilidad, nuevo cargo creado para Jordi Portabella. Sin olvidar a sus íntimos en la junta directiva, que conforman su guardia pretoriana pese a no poder avalar en su momento: Rafa Yuste, Elena Fort, Josep Cubells, Xavi Puig y un largo etcétera.
Pero los conflictos de intereses no se detienen en este punto en concreto. Hay que recordar la polémica que existió con relación al hijo del mandatario azulgrana, Guillem Joan Laporta Echevarría, que mantiene una agencia de intermediación. Dicha sociedad, cuyo nombre es Top Level Football 77 SL, la creó hace meses junto al exjugador del RCD Espanyol y agente FIFA, Raúl Verdú. A través de esa empresa, los dos socios cobran un salario por los servicios que prestan a Fali Ramadani, un famoso representante que tiene entre sus clientes a Marcos Alonso. El exazulgrana Deco y el cuñadísimo Alejandro Echevarría también están implicados.
La conexión del hijo de Laporta con traspasos vinculados al Barça no solo se encuentra en Marcos Alonso, sino también con las salidas de Sergiño Dest y Clément Lenglet, que se han marchado cedidos a AC Milan y Tottenham, respectivamente. A pesar de ser un claro caso de conflicto de intereses, el dirigente trató de explicar en la SER la situación de la siguiente forma: "Yo ya le he dicho que el límite es el Barça. Mi hijo tiene 25 años, yo no le puedo decir de qué tiene que trabajar, pero es un hombre honesto y entiende que hay este límite porque yo soy presidente del Barça, y lo tiene que respetar".