La elección del conglomerado empresarial turco Limak Holding para abordar la reforma del nuevo Camp Nou ha generado mucho revuelo, polémica y todo tipo de suspicacias. Desde el FC Barcelona se muestran orgullosos de colaborar con la citada constructora y así lo han dejado patente este martes 31 de enero, en que se ha escenificado de manera oficial el acuerdo entre los presidentes de ambas entidades, Joan Laporta y Nihat Ozdemir. Las constructoras españolas, en cambio, no están tan contentas y han dado el pistoletazo de salida a una campaña de desprestigio liderada mediáticamente por El Confidencial tras sentirse ninguneadas por el Barça. La bola se está haciendo cada vez más grande, especialmente a raíz de las graves acusaciones destapadas por El Periódico que los sindicatos turcos vierten contra la ganadora del concurso culé.
Desde Culemanía hemos contactado con fuentes del FC Barcelona para tratar de averiguar los motivos que han conducido a la elección de Limak por encima de las UTEs (Unión Temporal de Empresas) españolas y europeas. La justificación que desvelan desde el club es clara y concisa: Limak presentó la mejor oferta con diferencia. Tanto a nivel de condiciones económicas, al ser la única que mantiene el presupuesto aproximado de 900 millones para el Camp Nou --a nivel interno, el Barça ha aprobado una ligera desviación hasta los 950 millones--, como a nivel de las denominadas condiciones técnicas; es decir, materiales de construcción y, lo más importante, plazos.
950 millones de tope para noviembre de 2024
La junta directiva de Laporta, fiscalizada al milímetro por Goldman Sachs --el gigante bancario americano debe prestar próximamente una línea de crédito de 1.500 millones de euros al club--, tenía una doble obsesión con esta obra. Por un lado, respetar la subida de precios que ellos mismos se habían impuesto, asegurándose que el nuevo Camp Nou no cueste más de 950 millones de euros. Por el otro, garantizar que el nuevo coliseo culé se podrá estrenar en noviembre de 2024, fecha en la que el FC Barcelona celebra el 125 aniversario de su fundación.
El conglomerado Limak ha sido la única constructora en la terna de finalistas que ha cumplido estas dos condiciones. Ni Ferrovial, ni Acciona, ni FCC, ni Vinci, ni las otras que también se postularon en distintas asociaciones de sinergias podían garantizar ese precio, ni esos plazos.
Preguntas por resolver
Esto nos lleva a formular algunas preguntas. ¿Cómo puede ser que solamente una empresa turca, que además tiene escasa experiencia en la construcción de estadios --solamente ha construido uno y de 35.000 plazas-- sea capaz de garantizar los plazos que exige el Barça? ¿Tan incompetentes son las españolas y europeas? ¿A caso se ha puesto el club en manos de una empresa que hará en año y medio lo que otras harían en 2/3 años, con el consiguiente riesgo de que acabe siendo una chapuza?
Son demasiadas, y complejas, preguntas para un departamento de comunicación como el del Barça, donde cada vez es menos accesible la información --todo tiene que ser vía mail o escuetos mensajes de Whatsapp donde se juega más a interpretar que a ilustrar-- por la enorme dimensión que tiene y su evidente blindaje. Sin embargo, desde Culemanía hemos podido averiguar algunos argumentos internos de la entidad que refuerzan la apuesta por Limak y el por qué de sus mejores condiciones con respecto al resto de constructoras.
El Camp Nou, un gran escaparate para Limak
El argumento que esgrimen en el Barça para rechazar la tesis de que pueda terminar siendo una chapuza es que Limak ha facilitado unas condiciones mejores porque ve el Camp Nou como un gran escaparate global. Limak es una constructora muy consolidada en Turquía y alrededores, artífice del gran aeropuerto de Estambul --salpicado por la polémica de las 200 muertes, pero que se presenta como uno de los mejores aeropuertos del globo terráqueo-- pero necesita llevar a cabo una gran obra en Europa para darse a conocer.
Limak ve el Camp Nou no solo como una forma de conseguir dinero, sino como una inversión publicitaria para rellenar portfolio. Es decir, si hace un Camp Nou espectacular, a buen precio y en tiempo récord, obtendrá un reconocimiento en Europa que ahora mismo no tiene. Y ello le podrá abrir nuevas puertas en nuestro continente.
Construcción estilo americano: por piezas
Otro argumento a favor es su sistema de construcción, que se diferencia de los españoles. En el caso de Limak, estaremos ante una reforma por piezas, lo que cuando hablamos de casas se suele denominar "prefabricada". Este modelo de edificación, más similar al montaje de un Lego a gran escala, también es habitual en Estados Unidos, lo que desde el principio ha generado la satisfacción de Goldman Sachs, el inversor americano que tiene la última palabra sobre el crédito para financiar la reforma.
El factor escaparate para Limak y su sistema de construcción, del agrado de Goldman, han sido dos elementos clave que se suman a los antes mencionados del precio y los plazos. Además, y a mayor abundamiento, Limak ha aceptado las cláusulas de penalización del Barça, que no encajaban al resto de constructoras. Según ha trascendido en algunos medios, la firma turca se compromete a descontar un millón de euros por cada día de retraso en la entrega del estadio.
Los factores negativos
Todo ello ha sido determinante para que el Barça tenga clara su elección, a pesar de las dudas evidentes que suscita el tema de los derechos humanos en un club como el azulgrana, posicionado claramente a favor de la integración de las personas refugiadas y del cumplimiento de los valores prescritos en el artículo número 4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Esta decisión también ha propiciado la dimisión de Jordi Llauradó como máximo responsable del Espai Barça en la junta directiva del club. Al dedicarse al mundo de la construcción con empresas españolas, no le agradó la idea de que el club se decantase precisamente por la más exótica de todas. Llauradó ahora estará en la Fundació FCB, donde quizá el caso Limak le acabe dando problemas otra vez.