La operación Antoine Griezmann ya puede describirse como una de las más ruinosas de la historia del FC Barcelona. No solamente por el coste del fichaje, 120 millones de euros fijos más un pago de 15 millones en derechos preferenciales de jugadores. Ni solamente por el rendimiento deportivo del jugador, por debajo de lo esperado. También, por el ínfimo ingreso que ha comportado su venta al Atlético de Madrid: tan solo 20 millones de euros más cuatro en variables.
Esta transacción ha comportado para el Barça un resultado desastroso: 28 millones de pérdidas, según ha podido averiguar Culemanía. Una cifra que resulta de la cantidad del traspaso que se había amortizado ya y, especialmente, de la que faltaba por amortizar. En caso de cumplirse las variables, las pérdidas se podrían ver reducidas a 24 millones.
Griezmann llegó al Barça a cambio de 120 millones que se amortizaban en cinco años. Hay que recordar que el futbolista galo firmó por cinco temporadas: desde la 2019-20 a la 2023-24. Esto significa que cada temporada se amortizaban 24 millones, además de su salario. Las tres primeras ya se amortizaron: 72 kilos, en total. Quedan 48 por amortizar. Al conseguir una venta por tan solo 20 millones, el club tendrá que declarar pérdidas de 28 millones con Griezmann.
Esta situación es un obstáculo más en la batalla contra el control económico de la Liga. El Fair Play que tanto mencionan Joan Laporta y Mateu Alemany --el término Fair Play es realmente de la UEFA y no de la Liga-- vuelve a ser una losa. La patronal informó al club que están excedidos en 35 millones, buena parte de los cuales se deben a la eliminación en la Champions, pero también el mal negocio con Grizzie pasará factura.
La tramposa cláusula de los 40 millones
El Principito pasó dos años convulsos en el Barça, dónde vivió una pandemia y le tocó entrenar a las órdenes de tres técnicos diferentes: Ernesto Valverde, Quique Setién y Ronald Koeman. Posteriormente, se fue cedido al Atlético tras firmar un acuerdo de cesión por dos temporadas y opción de compra condicionada de 40 millones. Desde el Barça siempre sostuvieron que se trataba una opción de compra "prácticamente obligatoria" pero el juego sucio de Gil Marín tensó tanto la cuerda que el Barça acabó renunciando a la mitad por miedo a quedarse sin nada.
La principal condición para cumplir el pago de 40 millones era que Griezmann jugase más del 50% de partidos en que estuviese disponible durante aquellas dos temporadas de cesión. Se cumplió el primer año, pero en el segundo Gil Marín ordenó al Cholo Simeone que solamente podría alinear a Griezmann a partir del minuto 60, ya que cada partido que jugase 45 minutos o más, contaban en el acuerdo. El técnico obedeció, aunque se quejó públicamente. Esta situación forzó una reacción precipitada del Barça, que no esperó ni a la finalización del Mundial para hacer efectiva la rebaja del 50%.
Pendientes de Joao Félix
El Atlético únicamente se ha hecho cargo del elevado --aunque rebajado-- salario del futbolista, además de abonar al Barça una tarifa de préstamo de 10 millones de euros. Una cantidad que, a priori, queda excluida de los 20 que ha firmado pagar el club rojiblanco, aunque las partes no lo han confirmado.
Ahora hay otro jugador del Atlético en la órbita del Barça. Se trata de Joao Félix, futbolista díscolo que no se entiende demasiado con Simeone y entusiasma a Laporta. Desde Madrid aseguran que Gil Marín facilitará su traspaso al Barça como gratitud por la jugada con Griezmann, que este jueves asistió al portugués para que marcase al Elche, en el regreso de la Liga tras el Mundial.