Gerard Piqué está en el ojo del huracán. Lo lleva estando desde hace tiempo, pero en los últimos meses la situación se ha agravado y le llueven palos desde todos los sectores posibles. No es extraño, teniendo en cuenta las múltiples polémicas que está protagonizando desde que empezó el año 2022.
Multas de tráfico en las calles de Barcelona
A su flojo rendimiento sobre el césped --fue uno de los peores contra el Inter-- se une la turbulenta ruptura con Shakira por sus infidelidades; la filtración de los audios con el presidente de la Federación, Luis Rubiales; la de sus presiones a la antigua junta de Bartomeu para ser el central mejor pagado del mundo en tiempos de crisis... y, con su última infracción de tráfico en las calles de Barcelona, queda patente su falta de compromiso con la seguridad vial. Haciendo un repaso a la larga lista de multas y acciones rebeldes que acumula al volante, uno se da cuenta de que Piqué vive en una burbuja.
Quizá crea que Barcelona es suya, que puede hacer lo que quiere en las carreteras y aparcar en cualquier lugar. Tan sólo es una suposición que se concluye al echar un vistazo a su negativo historial. Uno de los conflictos más sonados entre el zaguero azulgrana y la justicia tuvo lugar en 2015, cuando fue condenado a pagar una multa de 10.500 euros por increpar de forma airada, despectiva y agresiva a dos agentes de la Guardia Urbana, que habían multado a su hermano por dejar su coche mal estacionado.
Se le atribuyó una falta contra el orden público por ofensa a los agentes de la autoridad, y la juez optó por la cifra propuesta por la acusación particular ejercida por los dos agentes urbanos, pidiendo 10.500 euros frente a los 900 que reclamó la fiscal, al tomar en consideración la situación económica del futbolista.
Conducción sin puntos, bicicleta sin casco...
Otro episodio se dio tres años más tarde, y fue algo más grave. En noviembre de 2018, el Juzgado de Instrucción número 27 de Barcelona impuso a Piqué una multa de 48.000 euros por un delito contra la seguridad vial, al haber sido cazado conduciendo sin puntos en el carnet. La sentencia fue de conformidad tras el acuerdo alcanzado entre el abogado del jugador, David Velázquez, y la fiscalía. Se le redujo en un tercio la multa inicial de 72.000 euros que pretendía la acusación pública, de nuevo a causa de su privilegiado estatus salarial.
Esta última historia, sin embargo, aún tiene más miga. Porque, después de que le pillaran desplazándose en coche sin puntos, el futbolista decidió comprarse una bicicleta eléctrica para poder acudir a los entrenamientos del Barça. En concreto, adquirió el modelo G12S de la marca Greyp, que puede alcanzar los 70 km/hora y cuenta con una autonomía de 130 kilómetros.
Es la misma bicicleta con la que llegó unos días después, a toda pastilla, a las instalaciones del club. El problema es que la normativa también exige carnet de conducir para utilizar este tipo de vehículos. Por tanto, el jugador azulgrana habría cometido una nueva infracción. Dos en realidad, puesto que Gerard tampoco llevaba casco en el momento en que los periodistas le grabaron.
Amante de los deportes de alto riesgo
Cabe decir que sus infracciones de tráfico están estrechamente relacionadas, al mismo tiempo, con sus faltas de respeto al código interno del Barça. Entre sus aficiones de alto riesgo se encuentran el surf, pádel surf, pilotaje de avionetas, rafting, wakesurf, buggy... y en algunos de esos casos, ha practicado dichos hobbies estando de baja por lesión. En septiembre de 2021, concretamente, fue cazado por un fotógrafo mientras practicaba surf en Cantabria cuando se encontraba en la recta final de la recuperación de una dolencia física. Pese a la polémica que se generó, Piqué no recibió ninguna multa por parte de la entidad azulgrana.
"No hay prevista ninguna sanción, ha demostrado su barcelonismo y profesionalidad", explicó pocos días después del episodio Joan Laporta. La realidad es que, con las continuas violaciones del código interno a la vista, dicha profesionalidad está en duda. Y la imagen de Piqué, más comprometida que nunca...