Gerard Piqué ha abierto los ojos. El hecho de aparecer día sí y día también en los medios del corazón --ya no sólo en la prensa tradicional, de cuyas portadas siempre fue un asiduo-- le ha obligado a reflexionar sobre su vida y su futuro, tanto a largo como a corto plazo.
La ruptura con Shakira, los trapos sucios que se han ido aireando y sus últimas polémicas extradeportivas junto a Luis Rubiales, presidente de la Federación, han sido el caldo de cultivo perfecto para que algunas personas echen todavía más leña al fuego. La mayoría de las veces, únicamente para ensuciar más si cabe la imagen de un futbolista querido y odiado a partes iguales.
Motivado para dar un sprint final
Piqué, en cualquier caso, ha hecho click y buena culpa de ello la tiene el toque de atención de Xavi Hernández. El central catalán tiene contrato con el FC Barcelona hasta 2024, y su intención es continuar en el club blaugrana hasta cumplirlo. A día de hoy no contempla ninguna salida, y está motivado para completar una gran temporada 2022-23. Tiene el convencimiento, de hecho, de que dejará atrás las molestias en los aductores que le han obligado a perderse 12 partidos en el último curso, y que a base de trabajo y esfuerzo conseguirá ganarse de nuevo la titularidad.
No lo tendrá fácil, porque además del fichaje pendiente de anuncio oficial para reforzar dicha el eje de la defensa --Andreas Christensen--, el Barça está muy interesado en hacerse con los servicios de otro zaguero, con Jules Koundé como principal prioridad y Koulibaly en la recámara. A Piqué, sin embargo, eso no le preocupa. Está centrado en recuperarse anímica y físicamente de los duros golpes que ha recibido en los últimos meses. Y a partir de ahí, remontar el vuelo.
El contrato más alto de la plantilla
Tampoco quiere dejar de cobrar el suculento contrato que tiene firmado con la entidad culé, aunque ya ha dejado claro que volverá a ayudar en lo que haga falta para que el club logre sus objetivos de reestructuración salarial. Gerard Piqué ostenta el sueldo más alto de toda la plantilla, gracias a la renovación que firmó con Josep María Bartomeu en 2018 y que fue renovado de forma muy ascendente en 2020, poco antes de la dimisión del entonces mandatario culé.
El zaguero cobra 28 millones de euros brutos anuales, dejando aparte los derechos de imagen. Algo a lo que hay que sumar las cantidades que se han ido aplazando y difiriendo en las últimas temporadas. Porque Piqué, al igual que Busquets y Jordi Alba, aceptaron una rebaja del 12% en abril de 2020, un diferimiento salarial del 42,90% en diciembre de 2020 y una quita del 70% en agosto de 2021. En total, el Barça les debe alrededor de 80 millones de euros entre salario fijo, bonus y primas de fidelidad pendientes de cobro.
De ahí que el club presidido por Laporta necesite abordar una nueva rebaja salarial --la cuarta en cuatro años-- para equilibrar las cuentas, rebajar masa salarial y hacer posible la inscripción de los nuevos fichajes en las competiciones. Todo ello, a fin de cumplir con las reglas del fair-play financiero a la vez que se sigue aportando oxígeno a las arcas del Camp Nou.
No quiere irse por la puerta de atrás
Gerard Piqué sabe que, como condición indispensable para continuar en la plantilla y cumplir su contrato, tendrá que dar ejemplo. Todavía más tras todas las portadas que está protagonizando en los últimos tiempos, y que indirectamente también afectan al nombre de la entidad. El futbolista ya ha dejado claro que ayudará "en lo que haga falta, lo que sea necesario", y está 100% comprometido para volver a hacer lo que mejor se le da: jugar al fútbol.
No se descarta, de hecho, que el de Vilassar emule a Carles Puyol y, además de rebajarse el salario, opte por renunciar al último año que le queda de contrato. Dependerá, en gran parte, de cómo marche la próxima temporada 2021-22. Y de la necesidad que tenga el jugador de seguir mejorando su imagen pública, muy deteriorada incluso dentro del barcelonismo. Todo ello, para no irse del Barça como les ocurrió a Messi, a Suárez y a otros mitos... Por la puerta de atrás.