El plan económico que no aprobó Laporta para sanear el Barça
La llegada del abogado a la presidencia ha comportado ralentizar unas medidas de choque muy necesarias
17 diciembre, 2021 01:50La moción de censura que se presentó contra la junta directiva de Josep María Bartomeu está saliendo cara al FC Barcelona. Esta tesis contraria a la opinión popular, que priorizó sacar al anterior dirigente cuanto antes de la poltrona presidencial, se puede demostrar con el análisis de hechos producidos --y, sobre todo, no producidos-- en el club desde que Joan Laporta llegó a la presidencia el pasado marzo. Ni conocían la situación económica del club --aunque la sabía todo el mundo-- ni aplicaron el plan de choque necesario para paliar de inmediato el efecto del coronavirus.
La gestión de Bartomeu en sus últimos años fue negativa. Sobre todo, por el desacierto en los fichajes millonarios de Dembelé, Coutinho y Griezmann, y por la abusiva e injustificada inflación salarial que el FC Barcelona sigue pagando. El miedo que infligió la fuga de Neymar llevó a inflar fichas --y cláusulas de rescisión-- que hipotecaron al club. Sin embargo, y a pesar de la errática administración, el tiempo está demostrando que los mejor preparados para paliar aquella situación de crisis eran los mismos que estaban. Más que nada, porque ya tenían toda la información.
El dilema de mantener a Messi
El plan de choque que tenía Bartomeu, y que posiblemente fuese similar al que también había preparado Víctor Font, implicaba generar las condiciones idóneas para que Leo Messi se quedase en el club. Hay que recordar que el propio Bartomeu ya evitó su marcha en agosto de 2020, cuando Leo mandó el polémico burofax. Aunque habían tenido discrepancias severas, el expresidente siempre quiso mantener a Messi en el Barça, cosa que no consiguió Laporta. Ahora, la comunicación vuelve a ser más fluida entre Bartomeu y Messi que entre el crack y el actual presidente.
Josep Maria Bartomeu y Leo Messi en una imagen de archivo / EFE
Y para mantener a Messi o, en su defecto, poder fichar a un crack de renombre y mantener el nivel competitivo, la junta directiva anterior tenía un plan. Una propuesta que se dejó masticada para el que llegase y que, además, fue mejorada con la irrupción del acuerdo entre la Liga y CVC. El plan suponía marcar una diferencia de unos 600 millones de euros, por encima de las pérdidas que se declararon a 30 de junio: 481 millones de euros de los que 91 millones correspondían a provisiones judiciales y 160 millones a deterioro del valor de jugadores.
Un triple plan de 600 millones
La primera fase del plan consistía en aprobar la venta del 49% del Barça Corporate, que suponía una inyección de liquidez inmediata, que es lo que ahora está buscando el club. Los acuerdos para la venta conjunta de BLM, Barça Studios, Barça Academies y BIHUB hubiesen comportado un ingreso de 220 millones de euros. La junta de Laporta rechazó esta propuesta porque prefería vender esos activos por separado. Los culés aún están esperando.
La segunda fase del plan pasaba por una nueva rebaja salarial obligatoria antes del 30 de junio. En este sentido, el club podría haber tenido que aplicar un nuevo ERTE, pero el objetivo estaba claro: reducir los salarios un 20%. Ello habría supuesto un ahorro de 90 millones de euros. Una fórmula necesaria y que quedó prevista en los acuerdos de adecuación salarial que se firmaron hace ahora un año, cuando los futbolistas aceptaron diferir sus emolumentos en varios años. El Real Madrid, que ha capeado la pandemia mucho mejor que el Barça, impuso una rebaja del 10% a sus jugadores. Laporta no hizo ni lo uno, ni lo otro y, una vez pasado junio y presentadas las peores cuentas de la historia del club, aceleró la rebaja solamente de los capitanes cuando ya era imposible retener a Messi.
Superliga o CVC
La tercera parte del plan de Bartomeu, y la más ambiciosa, consistía en la aprobación de la Superliga para obtener una importante inyección económica. Esta fue la única de las tres fases en que Laporta recogió el testigo de su predecesor, con la mala fortuna de que la propuesta de Superliga fue precipitada y salió mal. Por este motivo, habría sido clave aceptar el acuerdo entre la Liga y CVC, que comportaba otra inyección de 270 millones de euros. La junta de Laporta se negó y, medio año después, con Messi en el PSG y el equipo fuera de la Champions League, ha retomado las conversaciones para buscar un acuerdo unilateral con CVC.
Piqué y Muller, disputando el balón en el partido disputado en el Allianz Arena / EFE
Laporta todavía está a tiempo de alcanzar un buen pacto y empezar a enderezar un Barça que está completamente torcido. El riesgo que corre es que mientras negocia con CVC, también está impugnando por vía judicial el acuerdo que el mismo fondo de capital riesgo ha firmado con la Liga. Si en lugar de seguir al lado de Florentino, hubiese puesto en marcha esta estrategia, el club habría salido beneficiado con 580 millones de euros (220+90+270). En lugar de hacer eso, el presidente prefirió abrir una línea de crédito con Goldman Sachs por 595 millones y generar más deuda a la entidad.