En este mercado de fichajes hemos visto como se han reducido el número de traspasos que rondan los 100 millones de euros cuando hace unos veranos esto era de lo más habitual. Exceptuando los colosos de la Premier League, las inversiones han sido más reducidas debido al impacto de la pandemia. Eso no quiere decir que no se hayan producido movimientos, simplemente el mercado está cambiando.
Clubes como el FC Barcelona, el Real Madrid o el PSG han decidido apostar por aquellos jugadores que terminaban contrato y que, por lo tanto, suponen un ahorro en el traspaso. Pero no todo es tan positivo. En algunos casos, fichar a un jugador libre puede suponer una inversión parecida al precio que antes se acordaba con su club de origen.
Leo Messi, junto al presidente del PSG, Al Khelaifi, y el director deportivo, Leonardo, el día de su presentación / EFE
Entre los gastos más comunes está la prima de fichaje, la comisión al agente y familiares y un considerable aumento de salario. Sin ir más lejos, Leo Messi, que cambió Barcelona por París, recibirá 30 millones de euros solo por estampar su firma en el contrato y un salario neto anual de 40 millones. Esta ha sido una práctica recurrente en este mercado.
Fuerte inversión
El PSG ha hecho una gran inversión este verano, firmando a futbolistas libres. A parte del excapitán azulgrana, llegaron Sergio Ramos, Gianluigi Donnarumma y Georginio Wijnaldum. Todos ellos teóricamente gratis, pero recibiendo una importante ficha salarial --llegando a superar lo que cobraban-- y una prima de fichaje.
No es cosa únicamente del coloso francés. En julio se llegaron a desvelar las cifras del contrato de David Alaba con el Real Madrid. Los cinco años del austríaco en el Santiago Bernabéu le costarán al cuadro blanco 115 millones de euros: percibe 19,47 millones brutos por temporada, recibió una prima de 17,7 millones, 5,2 millones para el agente y 6,3 para el padre.
Florentino Pérez y David Alaba, durante la firma del contrato del nuevo jugador blanco / Real Madrid
Ahora, terminar contrato es un arma de presión para aquellos jugadores que tienen importancia dentro de un equipo. Si no se firman grandes contratos para seguir, pueden obtener fácilmente un buen acuerdo al llegar gratis a un nuevo club. Ilaix Moriba es un ejemplo de ello.
Nueva moda (y más presión)
El canterano forzó a la entidad pidiendo un salario al alza, mientras que la junta de Joan Laporta no estaba dispuesta a ceder. Le quedaba un año de contrato y, si no pagaban por su traspaso, el jugador se hubiera quedado en la grada hasta junio de 2022. “Es una situación que no aceptamos”. Finalmente, se fue traspasado por 16 millones de euros más seis en variables.
Un ejemplo parecido se vio con Ousmane Dembelé, que también está en su último año de vinculación. El francés sabe del interés de varios clubes que querrían incorporarlo gratis y tanto él como sus agentes saldrían beneficiados económicamente. Presionó con estas ofertas antes de volverse a lesionar, pero ahora ve con buenos ojos alcanzar un acuerdo para seguir en el Camp Nou.
Laporta, saludando a Ousmane Dembelé | FCB
Lo que antes era un hecho inusual, ahora es buscado constantemente por los futbolistas y sus agentes. Parte de lo que se ahorran los clubes en traspasos va al bolsillo de los intermediarios y la familia del futbolista. Una práctica cada vez más habitual que constata que el poder en el fútbol ha cambiado de manos.