La llegada a la presidencia de Joan Laporta ha sido más trastabillada de lo que se esperaba. El flamante nuevo presidente del FC Barcelona hizo un discurso emotivo y triunfal en su acto de investidura, pero tan solo unas horas antes, de madrugada, estaba cerrando la firma del aval sobre la bocina. Fue una negociación complicada que ha comportado la irrupción de nuevos actores secundarios en el día a día del club. Los poderes mediáticos, políticos y económicos amenazan al Barça.
Una de las virtudes de Laporta es que tiene fama de ingobernable. Como presidente de 2003 a 2010 demostró en numerosas ocasiones su carácter para defender al club y los futbolistas, aunque también tomó decisiones controvertidas como la contratación de los detectives de Método 3 para investigar a sus propios directivos. En su anterior etapa tuvo mucha independencia de todo tipo de poderes. En la actual, ha tenido que asumir ciertos compromisos que podrían pasarle factura en el futuro: está en deuda con los que le han hecho un favor.
Roures, poder mediático
El más sorprendente, por inesperado, ha sido Jaume Roures. Aunque el periodista Jordi Basté dijo recientemente que la aparición de Roures en el aval no ha sido nada nuevo y que se venía cociendo de antes, la lectura que predomina en los medios es la que ofreció Expansión, esgrimiendo que había sido un salvador de última hora para Laporta.
Jaume Roures, propietario de Mediapro / EFE
Esta última versión coincide más con las fuentes del entorno de Laporta consultadas por Culemanía, que pocas semanas antes de la prestación del aval habían llegado a admitir que la relación de Laporta con Roures no era la mejor debido a algunas rencillas del pasado. Sin embargo, también es conocido que no se llevan del todo mal debido a sus encuentros anuales como patronos de la Fundación Johan Cruyff. El propio Roures parece corroborar esta versión al admitir en un comunicado personal que decidió prestar el aval a través de una sociedad suya para evitar que se repitiesen las elecciones. Lo que viene a querer decir que ya le parecía bien que Laporta fuese el nuevo presidente.
Mediapro y Gol, ¿favorecidos?
El riesgo que comporta esta alianza es que Roures tiene fama de ser de los que no dan nada sin recibir algo a cambio. Y en el entorno barcelonista reina la sensación de que el magnate catalán se acabará cobrando el favor tarde o temprano. Su mayor interés pasa por recuperar la cesión de los derechos televisivos del Barça, que la perdió en 2015 después de que el propio Laporta se la hubiese concedido en 2006. También se postuló a ser uno de los patrocinadores del Espai Barça cuando gobernaba Bartomeu.
El factor Roures, accionista del grupo Mediapro y propietario del canal Gol, hace pensar que al menos ya hay un poder mediático vinculado de alguna manera al Barça. Esto no hace gracia a medios de la competencia, como La Sexta, donde el polémico presentador Josep Pedrerol ya ha dado a entender que puede haber intereses detrás de esta alianza. Laporta deberá demostrar que su fuerte personalidad está por encima de amiguismos.
José Elías, un poder económico
Del mismo modo, el nuevo presidente estará condicionado por poderes económicos. El propietario de la empresa Audax, que está a punto de colarse en el Ibex35, contravaló una buena parte del aval bancario que el Banc Sabadell prestó a Laporta. José Elías, el dueño de la misma, reconoció que a cambio solamente pedía tener un cierto control de la economía del club, porque obviamente hay mucho dinero suyo en juego. El otro favor que pidió fue la inclusión del vicepresidente de su empresa, Eduard Romeu, en la junta directiva de Laporta. De la noche a la mañana será el vicepresidente económico del club.
Joan Laporta con José Elías / EFE
Habrá que estar muy atentos a que, en el futuro, los dirigentes de esta compañía no intenten sacar réditos personales de su rol en el Barça. Por el momento no hay motivos para sospechar, pero no deja de clamar al cielo que Laporta deje la vicepresidencia económica en manos de alguien a quien a penas conoce y que ha sido el motivo principal de la marcha del que durante toda la campaña ejerció las funciones de vicepresidente económico, Jaume Giró.
Puigdemont, el poder político
Por último, está la amenaza del poder político, la más latente desde que comenzó la campaña electoral. A nadie escapa la buena relación de Laporta con el expresidente Carles Puigdemont, así como el sentir nacionalista del presidente, que ya en su discurso de investidura dejó claro que “el Barça seguirá vinculado al país y posicionado en la defensa de los derechos y libertades”. En campaña surgieron informaciones de que el propio Puigdemont alentó a sus compañeros de Junts per Catalunya en una conferencia realizada en el Parlament de la Generalitat para que diesen apoyo a Laporta.
Carles Puigdemont y Joan Laporta, en Rumanía en 2014. Al fondo, la esposa del presidente de la Generalitat, Marcela Topor / DINU ZARÀ (ADEVARUL)
María Elena Fort, diputada de JxCat, ha sido nombrada este viernes vicepresidenta institucional del club, aunque durante la campaña se anunció que sería la vicepresidenta del área social. La abogada es uno de los grandes valores de la candidatura, pero a nadie escapa su firme posicionamiento político a favor del independentismo, algo que si traspasa el plano personal para colarse en el institucional puede terminar por generar división y crispación entre el barcelonismo.
Los Mossos y el 'Barçagate'
El último indicio de esta relación de complicidad política se encuentra en la inhabitual actuación de los Mossos d’Esquadra con el Barçagate, donde el expresidente Bartomeu terminó detenido y pasando una noche en el calabozo a pesar de que no había orden judicial para ninguna de las cuatro detenciones que se acabaron perpetrando. Curiosamente, el propio Roures, también vinculado a Puigdemont, figura como acusación particular en una causa que estuvo meses bajo secreto de sumario y explotó justamente en la semana electoral. Las últimas informaciones apuntan ahora a que Ferran López, segundo de Trapero en los Mossos d’Esquadra, es el elegido de Laporta para ocupar el cargo de jefe de seguridad, que actualmente y desde hace muchos años, ostenta Xavier de las Moras.
Los poderes mediáticos, económicos y políticos están más vinculados al Barça que nunca en este arranque de la presidencia de Joan Laporta. Será la actuación del nuevo presidente la que determine si se trata de amenazas reales o, simplemente, una serie de curiosas coincidencias.