El famoso caso del Barçagate sigue trayendo cola en el Barça. Después de que el pasado mes de enero, la Cadena Ser acusase al club azulgrana de contratar a la empresa argentina I3 Ventures con el objetivo de monitorizar la opinión en redes sociales, las polémicas no han dejado de sucederse. En primer lugar, porque esta información añadía que entre sus fines estaba también el de erosionar a miembros de la oposición, entidades, leyendas y futbolistas como Messi y Piqué.
Josep María Bartomeu no tardó en negar por completo estos hechos y romper su contrato con la empresa. Además, se contrató a Price Waterhouse Coopers para realizar una auditoría externa y un análisis a fondo del caso. Sin embargo, no tardó en aparecer un nuevo incendio.
Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça / EFE
Seis directivos presentaron su dimisión, en parte por la polémica provocada por el Barçagate. Y uno de ellos, Emili Rousaud, ya exvicepresidente institucional y favorito a ser el candidato continuista en las próximas elecciones a la presidencia, declaró que "alguien había metido la mano en la caja". Una información de la que todavía no se tienen pruebas, y se aclarará cuando se haga pública esta auditoría.
Jaume Roures pasa al ataque
Un Jaume Roures especialmente activo estos últimos días de forma pública (en parte, para desviar la atención del FIFAGate) ha sido el último en pasar al ataque y golpear con dureza a Josep María Bartomeu y su directiva. En una entrevista en el Diari de Girona, el propietario de Mediapro anunció que tiene preparada una querella contra el FC Barcelona "por administración desleal del dinero de los socios" del club para atacarle a él, en relación al Barçagate.
En esta entrevista, Roures argumentó que tiene elaborada esta acción judicial contra la entidad azulgrana por haber sido atacado él y Mediapro en unas cuentas en Facebook, presuntamente impulsadas por la empresa I3 Ventures, que estaba contratada por el FC Barcelona para monitorizar las redes.
Jaume Roures, uno de los fundadores de Mediapro / EP
Por otra parte, el propietario de Mediapro destacó que este tipo de acciones ya las llevaba a cabo Josep Lluís Nuñez, cuando éste ocupaba la presidencia del Barça. "Es un 'Barçagate' con todas las de la ley. No me sorprendieron este tipo de operaciones, porque ya lo hacía (Jose Luis) Núñez cuando no había redes. Esta directiva sigue lo que se ha llamado nuñismo. Estamos en el siglo XXI y hay redes, pueden intentarse estas manipulaciones, pero no creía que fueran tan tontos de no pensar que se acabaría descubriendo. Da una medida de su nivel intelectual, bastante pobre", señaló.
Finalmente, sobre la crisis que ha sufrido en las últimas semanas la directiva culé, y con la dimisión de seis directivos, Roures afirmó que no cree que ello pudiese llevar a Bartomeu a adelantar las elecciones. "Siempre he tenido claro que Bartomeu estará pegado a la silla hasta el último día (30 de junio del 2021). Tampoco sabemos cuándo terminará el coronavirus, ni si en junio del año que viene se podrá ir a votar, que supongo y espero que sí, no por el tema de las elecciones del Barça, sino por la situación de la sociedad en su conjunto", concluyó.
Una nueva demanda al Barça
Se trata del último ataque del empresario catalán al club del que es socio. Una ofensiva que el presidente de Mediapro llevará a cabo, aún sabiendo que hay una auditoría en marcha para aclarar el asunto de las redes sociales y sin importarle la factura económica que ello le pueda acarrear a la entidad.
Por otra parte, esta no es la única amenaza legal que el magnate ha realizado contra el Barça. En 2018 ya se produjo una demanda en reclamación de daños y perjuicios instada por Mediapro contra el FC Barcelona, que finalmente no solo se desestimó, sino que además el juzgado condenó a Roures a pagar 1,2 millones de euros al club culé en concepto de diversas contraprestaciones y liquidaciones pendientes.
Jaume Roures, propietario de Mediapro / EFE
Finalmente, hay que destacar que la lucha judicial entre Roures y el Barça empezó en 2016, cuando la productora audiovisual presentó una demanda contra Sandro Rosell y el propio club por espionaje industrial entre 2009 y 2011. Una acción de la que también quedó absuelta la entidad en 2018.
Última ofensiva de un Jaume Roures que no duda en presumir siempre que puede de ser socio del Barça, pero que no tiene reparos en procurar el menoscabo económico de la entidad con diferentes procesos judiciales. El último, sin ni siquiera dar la oportunidad de que acabe la auditoría sobre el Barçagate. La guerra continua.