Ferran Torres dedica su doblete en el Barça-Getafe a la grada del Estadi Johan Cruyff EFE
Tras el victorioso debut del Barça en la Champions, comparecía el Getafe en campo azulgrana con su fama de equipo piraña, correoso y malencarado. Aunque visitar Barcelona no suele ser sinónimo de puntuar para los de Bordalás, la piscinita del Johan Cruyff, empapada de lluvia e incertidumbre, parecía tener la profundidad justa para propiciar una encerrona getafense. Sin embargo, anoche quedó claro muy pronto que el depredador jugaba en casa. Mientras Lewandowski bailaba agarrao con Abqar, Ferran Torres atacó los intervalos con ferocidad y solventó el partido en dos dentelladas. Es admirable su reacción tras la triste pescadilla que interpretó contra el Valencia.
Pese a su fenomenal arranque de temporada hasta anoche, un Getafe más Liso y menos Alderete que el del año pasado empezó y acabó zarandeado por un Barça cuya reactivación tras el sopapo del Rayo ya es un hecho. Flick ha logrado naturalizar al equipo en ausencia de Lamine, apoyado en la congruencia de las alineaciones y la seguridad en el manejo de los partidos que otorgan Pedri, De Jong, Casadó y Eric García, mediocentro de incógnito en la línea defensiva. Ayer, además, entendió que era mejor envainar el sable de Fermín para dejar que el escalpelo de Dani Olmo buscara las ternillas de su rival entre topetazo y topetazo.
Aunque, en honor a la verdad, quizá no toda la placidez de este domingo liguero fue por obra y gracia del técnico alemán. Puede que su intención original fuera mantener a Rashford en el once. En cualquier caso, también es Hansi quien se comprometió a hacer cumplir el régimen interno del vestuario. Y si es cierto que Rashford llegó tarde a la sesión matinal sabiéndose titular tras marcar un doblete memorable en Newcastle y convertirse de nuevo en un delantero reconocible para los aficionados al fútbol de todo el planeta, sin duda se mereció el banquillazo. ¿Cómo puede un jugador cedido de un equipo grande en descomposición no dormir con el uniforme y las espinilleras puestas después de eso?
Como Flick aprieta pero no ahoga, lo puso a calentar ya antes del descanso y le dio la segunda parte para mantenerlo con la flechita para arriba. Marcus respondió con una asistencia, unas cuantas acometidas temibles contra el área getafense y una carrera tribunera para recuperar un balón en defensa. Sigue siendo un poco mingafría, pero de vez en cuando demuestra que tiene sangre en las venas. Le hará falta cultivar ese fuego interior, porque mezclar su indiscutible calidad con auténtico carácter ganador sí que es fútbol, papá. Haría bien en fijarse en Ferran, tiburón incluso en una piscinita.
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