Luis de la Fuente abraza a Lamine Yamal EFE
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Recordando los antecedentes, era lógica la preocupación antes de que el Barça afrontara el partido de anoche contra el Valencia sin el concurso de Lamine Yamal, quien volvió lesionado de su primera abducción de este curso por parte de la selección española. Incluso para los futboleros más cartesianos se hace cada vez más difícil valorar de una manera mínimamente respetable estos parones internacionales de septiembre, octubre y noviembre. La sensación es de hartazgo general, y por eso no sorprendió a casi nadie cuando Hansi Flick ejerció su derecho al pataleo y señaló a la RFEF en la rueda de prensa previa al partido. Es evidente que estos encuentros de clasificación para el Mundial los solventó La Roja sin una arruga en el uniforme, lo cual legitima aún más la queja del entrenador azulgrana. También estuvo pertinente Hansi recordando el asunto del DNI: a Lamine hay que cuidarle no solo porque es su estrella, sino porque es un sub-21 y lo será todavía varios años.
Sin embargo, a estas alturas resulta ya muy reconocible la estrategia del taimado Luis de la Fuente, quien se deshace en elogios al 10 del Barça y disculpa todos sus pecadillos de juventud para ganarse las simpatías de la culerada mientras se propone exprimirlo sin piedad ni conocimiento para, con un poco de suerte, atornillarse a la poltrona. Desde luego, el seleccionador merece, como mínimo, el señalamiento por parte de los clubes, a fin de intentar que le dé un poco de vergüenza la próxima vez que ponga a jugar a una estrella del Barcelona (o de la Real, o del Betis, o del Athletic, del Madrid no, porque no va ninguna) si no está en condiciones. El problema con el Maquiavelo de pacotilla este es que seguramente recuerda usted cómo aplaudió las chaladuras de lumpenproletario de Rubiales para poner a resguardo su plato de lentejas, así que mucha vergüenza no parece que le dé nada.
Se complicó aún más la cosa ayer debido a la ausencia adicional de Raphinha en el once. Sin menospreciar el régimen interno 'a la alemana' del Barça, que ya ha dejado a más de uno sin jugar por llegar tarde al programa común, se entiende que, como Carletto ahora no puede vivir sin el verdadero mejor futbolista brasileño del mundo, Rapha venía con los tendones bastante tiesos de su desmedido periplo con la Canarinha. Roony, cuya contribución fue modesta en el desborde pero generosa en la presión, y Rashford, consagrado a llegar a línea de fondo sin un objetivo concreto, abrieron las bandas de un Barcelona que supo generar peligro hasta hacerle llegar un balón de gol a Fermín: todo lo que este muchacho necesita para hacernos felices. Y al Chelsea, que le den.
Con todo, el 11 azulgrana irrumpió tras el descanso para perseguir con esa fe desesperada tan suya un balón venenoso de Rashford hasta llevarlo a la red. Algo más tarde abrocharía la goleada con una volea a reacción. Pero, entre un tanto de Raphinha y otro, Fermín ya había lanzado la bomba atómica que convirtió a los valencianistas en un cráter humeante. Tras el tremendo cacharrazo del rubio, y pese a las numerosas pifias de Ferran en el instante decisivo, todo el barcelonismo ya respiraba aliviado por haber resuelto sin los sobresaltos de otras veces un dia de partit, un día sin Lamine. Otra jornada más disfrutando del Barça. Y, como guinda, del esperado regreso de Marc Bernal.
P. D. Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana