Fútbol Caótico Barcelona
Noticias relacionadas
- Gundogan apunta a Xavi como responsable del mal juego del Barça y envía un dardo a Araujo
- La España de Luis de la Fuente marca el camino al Barça de Hansi Flick
- El plan del Barça: dos ventas importantes y tres fichajes de nivel
- Nico Williams manda un mensaje a Laporta desde la Roja: adiós a los Joaos
Ilkay Gündogan, capitán de Alemania, demostró una vez más este fin de semana que no le importa iluminar los rincones oscuros del fútbol del Barça. Refiriéndose a su primera temporada en el equipo azulgrana, aseveró en una entrevista a The Athletic: "Jugué en todos los lugares donde me necesitaban, así que ha sido un poco caótico, con muchos cambios de posición". Una reflexión que apunta no solo al considerable lastre de las bajas en el mediocampo azulgrana, sino al quizá mayor pecado de un equipo que malogró la 2023-24 enredado en una dolorosa paradoja: quien una vez fuera su jugador más estructural fue incapaz de proporcionarle una arquitectura estable como entrenador.
Si algo espera el aficionado azulgrana de Hansi Flick es que su fútbol sea un punto más cartesiano. Resulta incomprensible que un jugador como Gündogan cambie tanto de contexto como lo hizo bajo la errática batuta de Xavi. Un día ocupaba una esquina del cuadrado para filtrar últimos pases, con la única obligación defensiva de cumplir la regla de los cinco segundos de presión tras pérdida. Y al siguiente debía jugar de espaldas y proveer a la base del centro del campo de líneas para la salida del balón, obligado además a numerosos esfuerzos en el repliegue. Un embrollo que trastornó también a otros jugadores en la indispensable zona de creación blaugrana.
Quizá por eso el posible fichaje de Dani Olmo, futbolista "criterioso", que diría El Tata Martino, produce cierto rechazo en una parte del barcelonismo cansada de que la 'polivalencia' sea no tanto la capacidad para dar un buen rendimiento en varias posiciones como la coartada para entregarse a un fútbol reactivo y embarullado. Un escenario de improvisación donde el Barça pierde pie hasta convertirse en un equipo vulgar, desnaturalizado.
Y, por el contrario, la contratación de Nico Williams se percibe como la línea recta que simboliza el camino más rápido hacia el éxito. Un futbolista de su perfil y talento nunca va a jugar de interior, ni de lateral, ni de delantero centro, ni de medio estorbo. Colocarle en la banda contraria a la que ocupe Lamine, sea cual sea, es levantar al cielo un estandarte inspirador. Un manifiesto cuyas primeras líneas son una audaz promesa: que serán los rivales y no los propios jugadores azulgranas quienes más a menudo se verán asaltados por la incertidumbre. Y, de paso, recuperar el primer mandamiento del credo guardiolista: un equipo empieza con un mediocentro y dos extremos.
P. D.: Nos leemos en Twitter: @juanblagrana