En esta repetitiva sitcom del fútbol, donde son habituales los gags físicos al estilo de Pepe Viyuela peleándose con un fax, las dinámicas de amigos que se convierten pronto en clichés sobre noviazgos y matrimonios, y las cuentas atrás para el cierre de mercado culminando en la llegada de un interior derecho de la Ponferradina a las filas del Granada, es de agraceder que en los dos mercatos más recientes de La Liga el showrunner haya sido Mateu Alemany. Un maestro de la solución elegante que nunca renuncia al idealismo. Un autor que adapta todos los géneros al suyo propio. El auténtico Aaron Sorkin de los fichajes.
En las páginas de sus guiones es frecuente encontrar a Xavi diciéndole a algún jugador de la plantilla "camina conmigo" ("walk with me"), para maravillarlo con una lección de fútbol y vida en medio minuto antes de cambiar de pareja en ese paseo que solo admite acompañantes y nunca desvíos, metáfora del inalterable rumbo de los principios del técnico egarense. También llamadas a deshoras para negociar con clubes amigos y enemigos, donde se alternan la diplomacia para seducir con amabilidad, la firmeza para rechazar lo inaceptable y, en último término, la inmarcesible dignidad de quien no solo se sabe mejor que el oponente sino que aspira a serlo todavía más.
Así, en último término, el palanquismo, los tuits de Toni Freixa, el artículo 92 y todas las artimañas para mantener el ritmo en los diálogos sirven para paladear con más intensidad los obstáculos (fichas inasumibles, jugadores empeñados en quedarse, precios hiperinflados...) e incluso los errores trágicos (sí, hablamos de Leo Messi) que invitan al espectador a pensar que el idealismo saldrá derrotado ante fuerzas igualmente sagaces aunque más deshonestas. La magia está en el desenlace: al final todo sale bien. Se inscribe a Koundé, Lewandowski es mejor aún que lo soñado, Dembélé se redime, Raphinha y él juegan juntos, Ter Stegen vuelve a parar, Pedri sigue siendo la hostia y, en general, hay océanos donde antes solo había charcos.
Pero no solo eso: de repente, el mundo entero parece más justo. Las líneas que Mateu termina de pulir lapicero en mano en la madrugada del último día de mercado antes de pasárselas a los actores no solo ofrecen al barcelonista satisfacción por el presente, sino esperanza en el mañana. Justo así, "Mañana", llamó Sorkin al último episodio de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Pero por favor, no caiga usted, astuto lector, en el choteo hacia el Real Madrid pese a que precisamente el mañana de la casa blanca dependa casi en exclusiva de dos estrellas de 34+, y no haya tenido muchas alegrías fichando después del platanazo de Mbappé. Será el rival a batir, no le quepa duda. Eso sí, si alguien pensaba que Florentino tenía en la manga otro fichaje a lo Figo, se equivocaba. El docudrama ese de Netflix, donde los implicados en aquella te cuentan que los valores del deporte no importan si uno gana mucho dinero siendo una sabandija, estará muy entretenido. Pero para todo lo demás, Better Call Mateu Alemany.
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