Era de esperar que el Barça sin Messi recurriera rápidamente al único tótem futbolero azulgrana que nunca pasa de moda. El problema es que Johan Cruyff no solo dirigió su último partido en el Camp Nou hace 25 años, sino que la propuesta del Flaco era contestataria, creativa, disruptiva y valiente. Y esos calificativos el Barça actual, como institución inmersa en las profundidades de una de las peores crisis deportivas y económicas de su historia, no lo tiene nada fácil para aplicárselos.
Sin embargo, la adjetivación es sin duda uno de los fuertes del president Laporta. Así que una vez superado el nimio escollo de poder pagar a los jugadores del primer equipo, hemos vuelto a encontrarnos con su versión más optimista y populachera. El argumentario con que nos obsequia ahora se sostiene sobre una evidente 'línea fuerza': todo en este Barça precario y remendón pero necesitado de recuperar el orgullo es 'cruyffista' al cien por cien. Incluso lo más insospechado, fijarze bien.
¿Ronald Koeman? El entrenador más cruyffista que un presidente culé podría desear. No solo tiene un retrato de Johan en su despacho, sino que incluso tiene ¡a su mismísimo hijo respirándole en la nuca mientras trabaja! Insuperable. ¿Memphis? La reencarnación morena y tatuada del 14. ¡Si acaba de igualar su récord de goles con la Oranje! ¿Frenkie de Jong? Como Johan pero en rubio, no hay más que verlo trotar conduciendo la bola. ¿Agüero? Entrenado durante años por Guardiola, así que cruyffista de carné y totalmente homologado. ¿Piqué? Se va a hacer surf porque es un rebelde, como Cruyff. Si lo ven con un chupa-chups en la boca será porque ha dejado de fumar. ¿Fichar a un '9' espigado y rematador (holandés, claro) como Luuk de Jong para aprovechar centros laterales y sacar el balón en largo contra la presión? Pues también cruyffismo, ¿por qué no? "¡Esto es el tiqui-taca, Salinas!". Y así todo.
No creo que a ningún barcelonista le parezca mal que los entrenamientos se basen en rondos y conservaciones, que se juegue a dos toques como máximo, uno como óptimo, que la línea defensiva tenga solo dos-tres elementos (aunque esto a Laporta, el futbolero, no le haga mucha gracia), que los laterales se abran como extremos o que el equipo priorice la presión alta al repliegue en fase defensiva. Pero huele a que a este cruyffismo pandémico le falta crema y le sobra agua. Por fuera parece fornido, pero por dentro va relleno de periódicos antiguos, en cuyas portadas aparecen futbolistas que ya no volverán. Por eso Koeman ya ha dicho que todo guay, pero que él hará lo que considere. Y el problema es que suele acertar más en las entrevistas que con los planteamientos de los partidos. Yo preferiría que mirara menos el retrato de su despacho y más los vídeos de sus empates o derrotas contra TODOS los equipos de primer nivel a los que el Barça se enfrentó la temporada pasada. Sobre todo, antes de que le pongan un contrato para renovar encima de la mesa.
P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana