Iñigo Martínez levanta el título de Liga del Barça en Montjuïc FCB
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Ya nos extrañaba que Gerard Martín disputara los amistosos de pretemporada como central zurdo, ¿verdad? A poco más de una semana para el comienzo de la Liga, Iñigo Martínez se ha desvinculado del Barça para marcharse al infame Al Nassr. Allí le pagarán mucho dinero, aunque quizá sea poco por aguantar la grotesca senectud de su nuevo 'compañero' de equipo, Cristiano Ronaldo, cuyo último delirio ególatra es vilipendiar el Balón de Oro, galardón de cuya historia es el segundo máximo ganador. Como decía Oscar Wilde, "si hay algo de lo que un idiota nunca se repone, es de un éxito".
Durante su breve resplandor como blaugrana, Iñigo demostró ser talentoso, colectivo, eficiente, corajudo, tribunero y, en suma, un fichaje de rendimiento inmediato para el Barça. Gran parte de la culerada así lo reconoce, y lo ha despedido como capitán sin brazalete, uno di noi y demás algaradas. Pero hay también quien recuerda, no sin justicia, que perder a un central titular del primer equipo sin recibir compensación económica alguna a dos días del Gamper se puede catalogar de muchas formas y casi todas tenebrosas. Desde el club remiten a cierta cláusula liberatoria de difícil confirmación. Con todo, la situación parece más bien beneficiosa para una entidad en constante e incansable agitación que, honestamente, no puede permitirse el veto de la rampa de salida a casi ningún futbolista por encima de la edad de Cobain, Morrison, Hendrix, Joplin et al.
Había un acuerdo bastante generalizado en que la venta de Ronald Araújo sería conveniente, la de Christensen era probable y la redundancia de Gerard Martín en el lateral zurdo, estimable ante la cronología de Jofre Torrents, un canterano bastante bien encaminado al primer equipo pese a sufrir una lesión que lo mantuvo un año sin jugar. Ante este dilema, la salida de Iñigo, titular indiscutible con Hansi Flick, puede interpretarse como matar moscas a cañonazos. Pero hasta hace bien poco también eran motivo de agria polémica entre el barcelonismo las ampliaciones de contrato y confianza a jugadores de 34 años, la edad de Iñigo, por excesivas, arriesgadas, manirrotas y perjudiciales para la eclosión de nuevo talento desde La Masía.
En mi opinión, en la situación actual del Barça, fichar sin pagar traspaso a un jugador maduro y honesto como el central de Ondarroa para, dos años y varios títulos después, dejarlo marchar a una Liga menor quizá no sea la mejor solución pero desde luego tampoco es de las peores. En esta columna preferimos añorarlo unos meses que rechinar los dientes porque empieza a escasearle la velocidad de piernas para ejecutar lo que su mente dispone. Por encima de todo, esa trampa del fuera de juego que ha sido tan necesaria para campeonar a la alemana. Por cierto, que Iñigo se bajó de la pretemporada por unos problemas musculares solo un poco antes de que hiciera lo propio Robert Lewandowski, quien tampoco disputó un solo minuto en el Gamper de ayer. ¿Quizá se avecina otro viernes de despedidas?
P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana