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El año más difícil

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Prácticamente ya, este mismo agosto, comienza la competición oficial para un Barça cargado de ilusiones pero también ante su año más difícil. Pese a la contumacia de los haters, ni el hierto caso Negreira ni las inscripciones de nuevos fichajes, las cuales el club ya filtra como resueltas sin necesidad de hacer ventas porque LaLiga, dicen, aceptará su auditoría, son puertos de primera categoría. Los verdaderos rompepiernas a los que se enfrenta el Barcelona son una serie muy seria de cimas, que se reparten de aquí al próximo verano en cuatro alturas monstruosas. La más inminente de las cuales tiene que ver, lógicamente, con el ansiado retorno al Camp Nou.

Descartada la celebración del Gamper en la pista central del Espai Barça muy pocos días después de su anuncio, la única realidad aprehensible es que la evolución de la obra marcará su disponibilidad. Por ahí, los socios y abonados culés tienen todo el derecho del mundo tanto a protestar por la tomadura de pelo como a conformarse con que, pese a los duelos, quebrantos y requiebros, al menos el estadio nuevo, proyecto con más de una década de manoseo, está ya muy próximo a estrenarse. Si la espera se prolongará semanas o meses debería saberlo la Junta Directiva. Y el hecho de que las comunicaciones sobre el asunto sean menos fiables que aquel entrenador que me juraba por sus hijos en una llamada que no estaba en Madrid para fichar por el Rayo mientras lo veía entrar a las oficinas del club desde un balcón de la calle Payaso Fofó, ni mucho menos significa que no lo sepan. 

Se resuelva la cuestión del estadio cuando se resuelva, el Barça no puede perder ni una jornada en el limbo. Es imperativo comenzar la Liga a toda máquina, con el objetivo de aprovechar el previsible tambaleo de sus dos máximos rivales, Real Madrid y Atlético, obligados a competir duramente hasta julio y necesitados de una profunda remodelación en sus plantillas, como les corresponde por perdedores y a la cual todavía no han podido hacer el más elemental rodaje. Si el segundo año de Flick arranca con pierna fuerte y buenos resultados, la evolución de un grupo de jugadores joven, talentudo y ambicioso contará con el inestimable aliado del viento a favor. En cualquier caso, tanto prolongar su ya vasto dominio, espectacular y severo, en los partidos contra el Madrid como al menos igualar la brillantísima cosecha de títulos de la pasada temporada son sin duda dos retos Hors Catégorie para el Barcelona.

Para añadir sustancia al asunto, siempre se ha dicho que un equipo de fútbol a menudo es tan bueno como lo son su portero y su delantero centro. Y justo en esas dos posiciones el Barça acomete sendos relevos clave que empezarán por el debut de Joan García, con el apagafuegos Szczesny y el convidado de piedra Ter Stegen como coprotagonistas de un triángulo que puede acabar con la misma facilidad en triunfo o en tragedia, y concluirán el verano que viene con el necesario relevo de Lewandowski. El rendimiento del polaco en su último año de contrato, por supuesto, también será de la máxima relevancia. Y apostaría por que la capacidad de Ferran, Olmo y Rashford para suplirlo más a menudo con garantías, también.

P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana