Las estrecheces económicas no son algo nuevo en el Barça. Las ha vivido en otras épocas, como en la funesta etapa de la Guerra Civil, en la que la viabilidad de la institución estuvo seriamente comprometida. Pero salió a flote y lo hizo, entre otros, gracias a la colaboración y el compromiso de personas como Patrick O’Connell, el míster que llegó al banquillo en la temporada 1935-36, tras ganar la Liga con el Betis.

Don Patricio O’Connell fue un futbolista destacado en su época, a principios del siglo XX. Fue incluso capitán del Manchester United en tiempos de la primera guerra mundial. Y, después, se convirtió en entrenador. Racing de Santander, Oviedo, Betis, Sevilla –su ciudad favorita– y Barça fueron los equipos que dirigió en España. Dejó huella en todos, sobre todo en el conjunto verdiblanco y en el catalán.

La gira salvadora

El Barça lo contrató inmerso en una crisis deportiva. Le ofreció 1.500 pesetas mensuales. Y respondió con el título del Campeonato de Cataluña 1935-36 y con la final del Campeonato de España. Entonces estalló la guerra, que le pilló de vacaciones en su Irlanda natal, pero no dudó ni un instante en volver a sus funciones. Incluso se rebajó el sueldo motu proprio hasta las 500 pesetas para contribuir en lo posible a la viabilidad de la entidad.

No solo eso, sino que, entre junio y septiembre de 1937, fue el responsable de la gira azulgrana por tierras de México (10 partidos) y Estados Unidos (4). Una tournée en la que se erigió en portavoz de la causa republicana y cuyos ingresos permitieron la supervivencia del club. Por aquellos encuentros, en concreto, el Barça cobró 461.799,10 pesetas, que ingresó en un banco de París a su regreso y que, a la postre, servirían para enjugar un déficit acumulado y permitir el resurgir del equipo tras la guerra.