Paseábamos este verano por un encantador pueblecito de la Costa Brava cuando algo nos llamó la atención. Al otro lado del cristal de una tienda de comestibles lucían los colores y el escudo del Barça sobre varias tabletas de turrón y de chocolate. Sí, señores. El Barça vende turrones (del blando y del duro) ¡y en pleno agosto! Para que los turistas se lleven un buen recuerdo de su estancia junto al mar. Increíble.

Desconozco la calidad del turrón azulgrana, y no seré yo quien lo compre. Pero, si lo venden, es que tiene su público, aunque carezca de sentido que un club de fútbol se infiltre en un sector tan alejado del suyo (el sentido es el de siempre, el color del dinero). Es como si una conocida marca de teléfonos móviles se pone a vender plantas.

Turrón del Barça en primer plano y, al fondo, chocolate azulgrana / CULEMANÍA

Turrón del Barça en primer plano y, al fondo, chocolate azulgrana / CULEMANÍA

Turrón del Barça en primer plano y, al fondo, chocolate azulgrana / CULEMANÍA

Aunque… bien pensado, tal vez el sector turronero no le quede tan lejos al Barcelona. Diversos medios de comunicación han titulado en más de una ocasión que “al Barça se le atraganta el turrón”, en referencia a los malos resultados del equipo azulgrana a la vuelta del parón navideño. Si los responsables de marketing se agarran a eso… 

No hay que olvidar que existe otra expresión futbolera que menciona este dulce: “No comerse el turrón”. Hace referencia al entrenador de turno que, ante un mal inicio de temporada, termina despedido antes de Navidad. Esta situación hace mucho tiempo que no se da en el Barça. Pero que se ande con ojo Ernesto Valverde, porque el equipo ha comenzado la Liga lejos de su mejor nivel. Aún hay tiempo para recuperarlo.