Se han puesto tensas las cosas en los aledaños del Camp Nou. En Madrid se frotan las manos, otra vez, y el diario Marca abre su página web con los líos culés: “El vestuario del Barça, roto”. El asunto es especialmente morboso a tres días del clásico, mientras Koeman afronta el reto de llevar la contraria a ese titular y mantener unida a una plantilla que ha recuperado la sonrisa en el césped con un empacho de goles. ¿Pero qué es más importante para ellos, el esférico que rueda sobre el verde o los ceros que giran en su cuenta bancaria?

Gerard Piqué es de los que lo tiene más claro. El central del Barça, tercer capitán del equipo, nunca dio problemas en las renovaciones con el club. Ni él ni su agente, Arturo Canales, son de los que han puesto obstáculos a la hora de acordar las mejoras salariales del jugador. No se conocen polémicas de este tipo con el central, ni rumores en forma de amenaza con volver al United, fichar por la Juventus o terminar recalando en el PSG. Con sus más y sus menos, que los tiene, hay que reconocer que en este sentido Piqué siempre ha sido un señor.

En estos tiempos delicados, el defensa del Barça ha vuelto a coger el toro por los cuernos fiel a sí mismo, a su bola, como siempre hizo. Con su opinión por delante, caiga quien caiga. Y lo novedoso del caso es que en esta ocasión su opinión no coincide con la de los dos primeros capitanes, Leo Messi y Sergio Busquets, cabecillas de la revuelta contra la negociación salarial propuesta por Bartomeu.

A Busquets se le conoce en el club como el sindicalista del vestuario, por ello no es de extrañar que su agente, Josep María Orobitg, haya sido el encargado de gestionar las acciones de la plantilla para dar plantón a la Mesa de Negociación que se constituye este miércoles 21 de octubre entre todos los trabajadores del club. Tienen todo el derecho del mundo a reclamar lo que es suyo aún en tiempos de pandemia, porque así lo firmaron con el club, independientemente de la moral que cada cual quiera aplicar –¿Se imaginan una huelga de multimillonarios?. Del mismo modo, Piqué tiene derecho a elegir Barça antes que Messi. Y se le debe respetar.