Leyendo este titular que encabeza el artículo uno puede pensar que el Estadio Olímpico se convertirá a partir de la próxima temporada en una caldera en combustión, donde la afición llevará en volandas al equipo hacia las victorias, con unas gradas calientes que apretarán desde el primer minuto con determinación, y un socio entregado al equipo y dispuesto a animar hasta quedarse afónico.
Pero, desgraciadamente, no va a ser así. O al menos, el escenario que nos están preparando desde el club al exilio de más de un año a Montjuïc, apunta a otra dirección. Ahora mismo, el grado de frustración, resignación y hasta desconcierto que vive el socio invita a pensar que el Estadio Olímpico será un solar en un buen puñado de partidos. Y no sólo porque el aforo se va a reducir en un 50%, respecto al Camp Nou, sino porque las trabas y obstáculos son tan numerosos e insalvables, que dejan poco margen de maniobra a los abonados.
Unos abonados que no sólo verán multiplicarse los precios del asiento de cara a la próxima temporada, sino que además no tendrán plaza fija, no podrán acceder en vehículo privado y tendrán que esperar los sorteos en el caso de demanda superior a la oferta. Una clara invitación a que se queden en casa, y más teniendo en cuenta que más del 60% de los socios con derecho asiento son mayores de 65 años.
Además, de las 45.000 localidades prácticas que contará Montjuïc -el resto no las contamos porque son de visibilidad reducida-, el club quiere poner casi un 45% a disposición del turista o aficionados puntuales: aquellos que vienen con la cartera preparada para gastarse un dineral para ver el partido de turno, sin importarle si es ante el Cádiz o el Manchester City.
A todo esto, tampoco crean que van a poner facilidades a los periodistas y medios de comunicación que cubren los partidos, ya que desde el club se ha dejado bien claro que no habrá acceso con vehículo, ni tan siquiera motos, para nadie. Teniendo en cuenta el peso de las mochilas que llevan algunos fotógrafos, más vale que vayan encargando algunos sherpas para subir a la montaña.
Una montaña, por cierto, que se convierte en el Everest cuando llega el invierno y se juega de noche, por lo que más de un partido la próxima temporada, el socio hará bien en coger calentadores, mantas, abrigos y camisetas térmicas, si no quiere quedarse pajarito en su asiento.
Ahora mismo, el club aún no ha ofrecido nada positivo del exilio a Montjuïc. Todo lo que ha apuntado es entre malo, muy malo o peor. De ahí que se agarre al equipo como un clavo ardiendo y a la posibilidad del regreso de Leo Messi. El argentino sería el único que podría remover al socio de su sillón para asumir el esfuerzo de ir a la montaña. Y es que como dice el refrán, ‘si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña’…