En el tenis, nadie en la última década –salvo ocasiones– ha hecho sombra a Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic. Es más: tienen cuerda para rato. Es más: ningún aspirante parece reunir las condiciones para ocupar el vacío que dejarán estos monstruos de la raqueta en los próximos años. Y en el fútbol ocurre algo parecido con Leo Messi –y con Cristiano Ronaldo, aunque hay quien apunta que el portugués empieza su declive–: no hay futbolista igual y, difícilmente, lo habrá en las próximas décadas. Hay que disfrutarlo.
Hay que disfrutarlo porque hace cosas que nadie ha logrado y que es complicado que alguien consiga alguna vez. Como, por ejemplo, marcar más goles de falta que todos los equipos de las cinco grandes ligas –España, Italia, Inglaterra, Alemania y Francia–. Según Mister Chip, el hombre de los datos, el 10 ha anotado 29 goles de libre directo en la Liga en las últimas ocho temporadas. Es decir, más que los logrados en el mismo periodo por la Juventus (27), Real Madrid (23), Roma (21), Lyon (21) y PSG (20).
El sábado, ante el Celta, marcó los dos últimos –hasta la fecha–, y otro de penalti, lo que le convirtió, según Mister Chip, en “el primer jugador con un hat trick a balón parado en la Liga desde… Messi contra el Espanyol el 5 de mayo de 2012 (dos de penalti y uno de falta)”. Hace unos meses me preguntaron acerca del acierto de Leo a balón parado, y respondí que “es el mejor de la historia” [también] en este aspecto. A los números me remito.
El Barça, de hecho, hace poco recordó que Messi había alcanzado la increíble cifra de 50 goles de falta en toda su carrera, y con los dos al Celta suma 52. De ellos, 46 los ha anotado con la camiseta azulgrana –35 en la Liga, 5 en Champions, 3 en la Copa del Rey, 2 en la Supercopa de Europa, 1 en la Supercopa de España– y 6 con Argentina. Dicho esto, qué más da si hay Messidependencia o no: lo importante es que Leo siga decidiendo partidos por muchos años, aunque hay que empezar a pensar en el día que ya no esté.