La sexta (Champions) está más cerca. Pero, ¿qué sexta? ¿La del Barça o la del Liverpool? En Europa, el club azulgrana se reencontrará con el peor rival posible, por la apuesta futbolística de Jürgen Klopp (fútbol muy directo y presión asfixiante) y por los antecedentes. En los tres enfrentamientos entre ambas entidades, el Liverpool siempre ha salido victorioso. Y hay dos datos que aumentan la sensación de pánico entre los amantes de la estadística. El Barça nunca ha ganado a los reds en el Camp Nou y nunca ha marcado más de un gol en los seis duelos directos entre ambos equipos.

Dos veces en la UEFA (temporadas 1975-76 y 2000-01) y una en la Champions (2006-07), el Barça  ha sido noqueado por el Liverpool. En la primera cita, 0-1 (gol de Toshack) en el Camp Nou y 1-1 en Anfield (Thompson y Rexach). En la segunda, 0-0 en Barcelona y 1-0 en Liverpool (McAllister). Y en la tercera, 1-2 (Deco, Bellamy y Riise) y 0-1 (Gudjohnsen).

El Barça deberá luchar contra la historia. Igual que en las eliminatorias anteriores, el primer duelo se disputará en el Camp Nou, donde el equipo azulgrana solo ha marcado un gol en tres partidos. Tan importante es mejorar este registro como evitar que marque el Liverpool, posiblemente el único equipo con una delantera de potencial similar a la del Barça. Con Salah, Firmino y Mané, Klopp tiene mucha pegada.

El duelo contra el Liverpool exigirá la mejor versión para un Barça que, con Valverde de entrenador, acaba de fulminar su negra historia en Old Trafford, donde nunca había ganado al Manchester United. Pero Anfield y los reds son otra historia. Y el Liverpool incluso tiene más hambre que el Barça, ilusionado con ganar una Champions que se le resiste desde 2005 y, sobre todo, obsesionado con conquistar la Premier, un título que nunca ha conseguido a pesar de su extenso currículo en Inglaterra.

Después de muchos años de mediocridad y decepciones, la autoestima del Liverpool se ha disparado con Klopp, un técnico que mantuvo grandes batallas con Guardiola en Alemania. El preparador alemán ha conectado perfectamente con la idiosincrasia red por su intensidad y mentalidad ganadora.

Valverde no lo tendrá fácil para descifrar al Liverpool. El mejor antídoto para superar la voracidad inglesa pasa por un fútbol de toque, por atacar con mucho orden y con las líneas compactas. Pocos equipos penalizan mejor las pérdidas que el de Klopp, un equipo de transiciones muy rápidas pero mucho menos creativo que el Barça.

En Anfield, posiblemente el campo de fútbol con más mística de Europa, el Barça se jugará media (o más) temporada. La final de Madrid es muy apetitosa, como también lo era en 2010. Entonces, el Inter de Mourinho le negó la gloria, otro atractivo para destrozar todas las estadísticas y los malos presagios en una semifinal de altos vuelos. La otra, entre Tottenham y Ajax, no tiene tanto glamur. Ambos clubes, con muchos simpatizantes en las comunidad judía, también merecen el máximo reconocimiento.