Bendito dilema el que afronta en este mes de abril el bueno de Erling Haaland: ha de decidir si quiere ser obscenamente rico o inmensamente feliz. Si se decanta por la primera opción, hay dos clubes que le están esperando con los brazos y los bancos abiertos, dispuestos a bañarlo en oro y situarlo entre los ‘top 3’ de deportistas mejor pagados del planeta en la lista Forbes. Tanto el Real Madrid como el Manchester City han abierto la caja de caudales, prometiéndole al delantero del Dortmund un contrato que haría palidecer hasta al propio Logan Roy, el patriarca de la saga familiar de Succession. Se habla de cantidades cercanas a los 30 millones de euros netos, sólo en ficha, más luego hay que sumar un número ingente de variables y un porcentaje en los derechos de imagen para acabar de redondear a la jugada. Y a esta desorbitada cifra, hay que ponerle algún cero más detrás, porque luego está su padre pidiendo una comisión de 50 millones de euros y el ‘pizzero’ más rico del mundo, Mino Raiola, reclamando la misma cantidad. Con el Borussia esperando también sacar ‘tajada’ de la operación: se habla de una cláusula entre 75 a 100 millones de euros.
No es de extrañar que Joan Laporta se echara atrás cuando repasó estas descomunales cifras, totalmente inalcanzables para un club prácticamente en bancarrota, que está intentando salir del sumidero, casi con respiración asistida. El dirigente blaugrana, tras unos pequeños ‘flirteos’ en sus primeros días en el sillón presidencial, con visita incluída del padre y del agente a Barcelona, pronto empezó a recapacitar sobre la insostenibilidad de seguir alimentando a la ‘bestia’. "Es imposible afrontar una operación de semejante magnitud sin poner en peligro a la institución" está siendo el mantra que repite el presidente, hasta la saciedad, cuando le preguntan por la llegada del noruego.
Pero en la ecuación nadie ha valorado suficiente todavía lo que pasa por la cabeza del jugador, el auténtico protagonista y quien finalmente decidirá, por encima de su padre, de su agente y hasta del Borussia. Todo el mundo da por hecho que al noruego sólo le mueve 'la pasta', un poco como a Cuba Gooding Junior en la película Jerry Maguire, cuando le reclamaba que le mostrara el dinero a Tom Cruise, que hacía el papel de representante.
Pero, según apuntan en su entorno, a este chavalote nórdico le mueven otros elementos, más allá de los materialistas. Algunos tan importantes como el proyecto deportivo u otros, intangibles, como la ciudad donde estará. Y aquí es donde reaparece en escena el FC Barcelona, dispuesto a competir de tú a tú contra cualquiera. Nadie ha sido tan claro ni vehemente como el club blaugrana a la hora de exponerle el proyecto deportivo donde él sería el jugador franquicia. Hasta Xavi Hernández puso su granito de arena, reuniéndose con el jugador para explicarle su proyecto, sabedor de que Pep Guardiola había contactado telefónicamente con el jugador. El técnico blaugrana fue un paso más allá, viajando a Alemania para reunirse con él. Nadie puede competir con una ciudad como Barcelona y más aún si eres una persona amante del sol y de la playa: su padre tiene una casa de veraneo en Marbella. Y nadie puede competir con el Barcelona a la hora de asegurar el Balón de Oro a sus cracks: el club es una máquina de generar candidatos al trofeo, con Stoichkov, Ronaldo, Figo, Rivaldo, Ronaldinho y Messi, como grandes abanderados.
Además, el 0-4 del clásico no quedó sólo como un partido más en la Liga, como así lo entendieron en Madrid, sino que tuvo efectos colaterales de incalculables consecuencias. Uno de ellos es que Haaland alimentara aún más sus dudas sobre su futuro. De hecho, el jugador envió un mensaje de felicitación a Xavi, asombrado por la enorme exhibición. Ya sea una simple reacción o una declaración de intenciones, la moneda sigue en el aire. Si Haaland quiere venir al Barcelona, ya sabe cuáles son las condiciones: tendrá que sacrificar muchos millones, tanto él, como su padre y su agente. Es el precio a pagar para ser inmensamente feliz. Si quiere ser asquerosamente rico, otros le están esperando…