El FC Barcelona se apromixa irremediablemente a un periodo de cambios. El envejecimiento de la plantilla más exitosa de la historia del club es una realidad y ante la cercana jubilación de las vacas sagradas hay que buscar soluciones.
En las alineaciones del Real Madrid empieza a ser frecuente escuchar nombres como Marcos Llorente, Reguilón, Javi Sánchez o Dani Ceballos. Jugadores, salvo el último, formados en la casa y que llaman a las puertas de Florentino Pérez.
Para fortuna culé, los blancos están gestionando de manera nefasta la marcha de Cristiano Ronaldo, pero ya ponen los cimientos de cara al futuro. El Barça no puede dormirse en los laureles.
Decía Busquets hace unas semanas que no le queda mucho tiempo para jubilarse. Dos o tres temporadas, confesó el futbolista de Badía del Vallés, cada vez más abocado a llevar una vida tranquila junto a su esposa e hijo en su impresionante mansión de Castelldefels. ¿O quizá se sume como David Villa a la aventura nipona de su íntimo amigo Andrés Iniesta?
El caso es que está a punto de cumplir 31 años y sus piernas dirán basta tarde o temprano. El ciclo de la vida, inexorable, que también se llevará por delante a Luis Suárez, Gerard Piqué y hasta a Leo Messi (los tres cumplen 32 años en 2019).
Otros dos pilares del equipo son Rakitic (30) y Jordi Alba (29), desgastados al máximo por el a veces demasiado conservador Ernesto Valverde.
La fórmula del éxito pasa por combinar inversiones inteligentes con el creciente talento que emana de la Masía. Carles Aleñá, Riqui Puig, Miranda, Cucurella, Chumi y Oriol Busquets están llamados a dar un paso al frente.
Riqui Puig y Juan Miranda durante un entrenamiento del filial / FCB
El Barça debe priorizar una plantilla competitiva, donde los jugadores se hagan mejorar unos a otros. Los canteranos pueden llegar a ser vitales en algunas posiciones porque el club no está para tirar la casa por la ventana.
A día de hoy, las únicas posiciones cubiertas a largo plazo son la portería, el lateral derecho, el central zurdo y los extremos, donde Coutinho, Dembelé y Malcom combinan talento y juventud para hacer carrera en el Camp Nou.
Será imposible suplir ausencias como las de Suárez y Messi –esperemos que aún falte mucho– con canteranos, pese a la buena pinta de Abel Ruiz. Grandes inversiones serán necesarias en este sentido.
Sin embargo, para reforzar las restantes posiciones sería bueno empaparse un poco del pragmatismo más valverdiano. Véanse algunos ejemplos.
Cuando falten los buenos…
Cuando falte Piqué, una buena dupla de centrales diestros podría ser la conformada por Matthijs de Ligt si finalmente se concreta su fichaje y por el canterano Chumi, que no ha desentonado lo más mínimo con el primer equipo.
Cuando falte Busquets, el también holandés Frenkie de Jong podría ser su principal recambio. Sin olvidar la presencia de Oriol Busquets para competirle el puesto.
De Ligt y De Jong en el partido Holanda-Alemania / EFE
Cuando falte Rakitic, cuya ausencia podría ser la más temprana, deberá llegar un fichaje como Rabiot. Tal vez alguno mucho más caro, como Pogba. Pero en cualquier caso, Carles Aleñá debe estar al acecho para ir ganando minutos.
Del mismo modo, en el interior izquierdo, Arthur está condenado a convivir a medio plazo con el joven Riqui Puig. Denis Suárez está más fuera que dentro y Arturo Vidal también será víctima de su edad.
Cuando falte Jordi Alba, el cedido Cucurella y Juan Miranda deberían estar preparados para pelear por la titularidad. Y para alternarse en ella.
El club debe recobrar la esencia del mejor Barça de la historia. Hay que buscar, y encontrar, el equilibrio perfecto entre cartera y cantera.