¡Qué poco dura la alegría en la casa del pobre! Todavía de resaca emocional tras la fiesta del domingo y el lunes nos despertamos con una nueva fuga en la estructura técnica del club. Jordi Cruyff, secretario técnico, el nexo entre vestuario, staff técnico y directiva, deja su puesto para emprender nuevas aventuras profesionales.
Era un secreto a voces desde hace un par de semanas y ayer, una vez Cruyff se lo comunicó al presidente, el club trabajó para evitar las temidas filtraciones. El adiós de Alemany ya puso a los barcelonistas en alerta: Jordi Cruyff también se lo estaba pensando. El poco margen de maniobra en las decisiones deportivas es uno de los motivos que han empujado a las cabezas visibles de la secretaría técnica a abandonar su cargo. Quizás al hijo del flaco le tientan los banquillos, rol al que le gustaría volver en algún momento.
Muchas son las voces que alaban el trabajo realizado por el pequeño de la saga de los Cruyff durante estos dos años. En el club advierten que “un curso en este Barça es como veinte en otro lado” y le califican como un hombre profesional, que trabajó a gusto con Alemany y que tiene voz y voto propios por mucho que a veces no concuerden con la visión de los que mandan.
Se marcha una figura que muchos reivindican como imprescindible en el fútbol de hoy en día: el hombre a medio camino entre el palco y el vestuario. Xavi alineaba, Cruyff analizaba y Mateu negociaba. En esta tesitura ni el director de fútbol ni el secretario técnico se sintieron plenipotenciarios para ejercer sus cargos como les hubieses gustado.
Xavi pierde un muy buen aliado pero gana poder gracias a su hazaña: convertir al equipo en campeón en un año tan convulso. El técnico logrará poder en la planificación pero perderá a un buen cómplice en el día a día. Laporta intentará tras estas dos bajas de peso simplificar la estructura técnica. Anunció el presidente que quiere en la figura de Deco a su “nuevo Txiki”. La semana pasada Laporta, Xavi, el propio Deco y Echevarría, uno de los hombres fuertes del presidente, mantuvieron reuniones en las que no estaba presente el entonces secretario técnico. Tener a Deco por delante suyo en la estructura ha sido la gota que ha colmado el vaso.
A rey muerto, rey puesto. Anderson de Sousa es un agente de futbolistas que ya controla una parcela vital para el club, el mercado sudamericano. Lo hace de manera externa y haciendo intermediaciones por los traspasos que propone, sin sueldo fijo ni nómina mensual. El cargo de director deportivo es un puesto de confianza del presidente. De ahí que se desusara con celeridad el nombre de Antonio Cordón. El exdirector deportivo del Betis es una persona con la que Jordi Cruyff se habría sentido cómoda trabajando pero ese puesto, aseguran desde el club, dependía del presidente y debe ser alguien de su absoluta confianza.
Deco lo es. Junto a Márquez, entrenador del filial y Samuel Eto’o, fue uno de los mitos del barcelonismo que le dio apoyo público en la campaña electoral. Se inició en el mundo de la representación junto a un gran maestro, Jorge Mendes, el agente que más jugadores controla en el fútbol profesional del Barça. Y encaja en la figura de exfutbolista reconocido al que le avala el peso de su pasado como jugador.
La revolución en la parcela deportiva ha comenzado. En los despachos con el baile de sillas, y en el campo se prevén cambios importantes en la plantilla. La voluntad de Xavi es completar la regeneración que se inició el verano pasado. Y siendo francos, las revoluciones siempre es mejor realizarlas con la tranquilidad que otorgan las victorias.