El Barça, posiblemente sin urgencias y tras sumar algún título de prestigio en su currículum, se prepara para un verano movido. Josep Maria Bartomeu y sus ejecutivos tienen claro que deben dar un nuevo paso en su progresiva renovación de una plantilla tan solvente como costosa.

Fichar a De Jong, De Ligt, Jovic y un lateral zurdo sin renunciar a un futbolista top es imposible. El Barça no puede incrementar su masa salarial y la venta de André Gomes, Rafinha y Denis Suárez, tres jugadores devaluados, no basta para paliar un problema que se arrastra desde hace años.

El Barça deberá tomar medidas impopulares. Decisiones que, por imperativo económico, fastidiarán a Valverde. Toca priorizar las necesidades del equipo y, sobre todo, enseñar menos las cartas. En las últimas horas ya han aparecido muchos nombres. Demasiados.

La venta más deseada, por la junta directiva y Valverde, sería Coutinho. El problema, sin embargo, radica en su amortización. Hace un año y medio, el Barça pagó 120 millones de euros fijos y 40 más en variables y su traspaso es inviable por menos de 110 millones. Otro pastizal que, difícilmente, asumirá algún club. El Chelsea y el Manchester United quieren al brasileño y tienen dinero, pero no son tontos. La ficha de Coutinho, en clara decadencia, también es de las más elevadas.

Más asumida parece la venta de Rakitic, ni que sea porque hace un año fue seducido por el PSG y el Barça no ha querido mejorarle su ficha. El pasado verano, el club rechazó una propuesta de 90 millones de euros por el centrocampista croata, a quien podría vender ahora por la mitad, que tampoco es poco. La llegada de De Jong hace menos traumática la salida de Rakitic, que ya tiene 31 años.

El Barça, de manera más o menos discreta, también ha puesto en el mercado a Cillessen, Malcom y Umtiti. El defensa francés, como Coutinho, también tiene un buen cartel en Inglaterra, pero conocidos son, en Barcelona y en cualquier gran equipo, sus problemas crónicos de rodilla. La suya también sería una venta a la baja, pero asumible si llega De Ligt.

Malcom, por su parte, llegó hace un año por 41 millones de euros, una cifra importante por un futbolista con más proyección que rendimiento. Cillessen, en cambio, se ha revalorizado en el Barça. Juega poco, pero nadie duda de su fiabilidad. Con una cláusula de rescisión de 60 millones de euros, el club podría plantearse su marcha por unos 40 millones. Luego tocaría debatir sobre su recambio. La opción más conservadora recomienda el fichaje de Onana, portero del Ajax que se formó en la Masía y que costaría la mitad. La más atrevida sería apostar por Iñaki Peña, el portero del Barça B. Quienes realmente entienden dicen que es un porterazo. El nuevo Víctor Valdés, que no es poco.

Coutinho, Rakitic, Umtiti, Malcom y Cillessen están en venta. El Barça, al menos, necesita un pelotazo. ¿Lo hará?