Ningún club de fútbol tose al Barça en materia de ingresos. En el último ejercicio cerrado (2017-18), la entidad azulgrana facturó 960 millones de euros. Se acerca mucho al objetivo de los 1.000 millones previstos en 2021. Un objetivo que pasa necesariamente por cerrar alianzas en los países punteros. En concreto, los grandes del continente asiático.
El Barça sigue impregnado de la esencia de su fundador, Joan Gamper, el gran impulsor del fútbol en Barcelona y, a su vez, el exportador del balompié del Barcelona por Europa. Mientras otros equipos trataban de subsistir, el Barça de Gamper acordaba partidos con los grandes equipos del continente con la intención de crecer en lo deportivo y lo económico. Ahora, más de un siglo después, el objetivo es Asia y los métodos han cambiado.
Digo que han cambiado porque el fútbol se ha profesionalizado y las empresas han entrado en el negocio. Este deporte ha llegado al extremo que los títulos aseguran los mejores contratos con las marcas, y solo los grandes contratos aseguran los grandes futbolistas. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y esta locura no ha hecho más que empezar.
Ya situados en el escenario actual, el Barça de Bartomeu está cumpliendo un plan estratégico de expansión en China. Busca patrocinadores. La entidad azulgrana acaba de inaugurar, de la mano de Mission Hills Group, el complejo Barça Experience, en la isla de Hainan. Incluye un museo, una súpertienda y una escuela formativa.
El Barça está especialmente interesado en la formación de talentos en China. Es reciente su acuerdo con la farmacéutica Yunnan Baiyao, que patrocinará las tres nuevas escuelas deportivas del club en el país. Muy mal se tiene que dar para que no salga ningún crack de la zona más poblada del mundo. El Barça esperará. Sabe que el mayor atractivo económico es el triunfo de un jugador made in China en el nuevo Camp Nou, igual que el fichaje de Yerry Mina obedeció, en parte, al tanteo del mercado empresarial en Colombia.
Mientras escribo me pregunto si el fichaje de Paulinho, la estrella del Guangzhou Evergrande (equipo al que regresó un año después por el mismo precio), se produjo estrictamente por motivos deportivos, y eso que dio muy buen resultado en el terreno de juego. ¿Tal vez se buscaba atraer a sus fans chinos?
En cualquier caso, y aunque China es el gran objetivo, el Barça no descuida otras regiones asiáticas. ¿Será casualidad que el patrocinador principal del club, Rakuten, sea japonés? ¿Será casualidad que el nuevo Camp Nou esté en manos de una firma de arquitectura nipona como Nikken Sekkei, que dará al renovado estadio un aire oriental? No tengo las respuestas.
Proyecto del nuevo Camp Nou, con un aire asiático
Ningún chino ha jugado en el Barça. Tampoco japoneses; la gran promesa nipona de la Masía, Take, dejó el club por la sanción de la FIFA, aunque el Barcelona no le pierde la pista. Y tampoco coreanos, dado que el canterano Seong-Woo Lee se marchó transferido al Hellas Verona porque su progresión no era la esperada. Pero el debut asiático está más cerca de llegar.