Jaume Roures dice que el Barça no le interesa para nada. Que tiene cosas más importantes en su vida como producir películas y documentales. Y tiene sentido. El mundo del cine es maravilloso, contar historias es un arte apasionante y todo ello puede generar unos niveles de satisfacción que seguramente tengan poco que ver con la responsabilidad y desgaste que supone presidir un club como el FC Barcelona. El retorno es muy distinto, y está claro que Roures no está por la labor de hacerlo en primera persona. Entre otras cosas porque el propio empresario tiene bastante claro que no ganaría esas elecciones, pero tampoco está dispuesto a asumir ese grado de exposición, además de las incompatibilidades que ello le generaría con la dirección de Mediapro, una de las empresas más vinculadas a la explotación comercial de los partidos de fútbol.
Pero, entonces... ¿A qué viene esta gira mediática que está ofreciendo el productor de películas? ¿Por qué tiene tanto interés en aceptar una ronda de entrevistas que le ha llevado a hablar mal del Barça en medios como RAC1, El Mundo, El País, Diari de Girona, EFE, Onda Cero, Sport, Radio Marca, El Plural, Catalunya Ràdio...?
Roures es un empresario de éxito, solicitado habitualmente para participar en los medios y que suele hacerlo con Jordi Basté de manera preferente, pero que suele restar en un segundo plano. No es habitual que se promocione de esta forma, y menos a costa de criticar la gestión del club del que es socio, el FC Barcelona. ¿Por qué dice que no activará el ventilador (de la basura) y se pasea de medio en medio machacando al Barça?
El socio de Tatxo Benet en Mediapro es un tipo muy inteligente. Y ciertamente influyente, aunque niegue por activa y por pasiva que sus tentáculos lleguen a la Audiencia Nacional, como insinuó Sandro Rosell cuando advirtió que podía ser uno de los responsables de su injusto encarcelamiento preventivo durante 645 días. Si no fuese influyente no se explicaría que en casi ninguna de esas entrevistas le hayan preguntado por el delito de soborno que se imputó en Estados Unidos a una de las empresas del grupo que dirige. Imagina Group reconoció los hechos y despidió a la persona que, sí, había llevado a cabo sobornos en el marco del FIFAGate.
Roures consigue eludir ese tema escabroso, mientras que coge carrerilla para denunciar el "agujero económico" que hay en el Barça y se atreve, incluso, a hablar por boca de Leo Messi: "Tiene que estar harto". Atiza, y luego insiste en que no activa el ventilador. Como cuando habla de Sandro Rosell y después de decir que no le interesa entrar al trapo, desliza que conoce a Sandro desde hace 35 años, cuando éste trabajaba en una empresa que cerró por corrupción. Precisamente, esos mismos cargos son los que le imputa a sus empresas el Fiscal de Nueva York.
Un tema que ha desatado la polémica en relación al documental sobre Sandro. El propio Roures niega haber presionado a TV3 para que se censurase el tramo del reportaje El cas Rosell que hace alusión precisamente a ese delito de soborno. Pero la realidad es que, haya presionado o no --algo que al menos desde este medio nunca se ha dicho--, en la cadena pública catalana se negaron a emitir esa parte del documental y el director, Vicent Sánchís, reconoció que directamente estaba en contra de la emisión íntegra de ese trabajo periodístico.
Por último, cabe rescatar un fragmento de la entrevista de Sport a Roures en que sin que le pregunten nada sobre Víctor Font, le hace propaganda gratuita: "Me sorprende que se use mi nombre para penalizar a Víctor Font. Que si estoy detrás de su candidatura y cosas así... Lo he visto dos veces en mi vida". La misma respuesta ofrece el entorno del aspirante a la presidencia del club: "Ha saludado a este hombre dos veces en los últimos 10 años". Una respuesta curiosamente sincronizada entre ambas partes y que obliga a formular más preguntas: ¿A qué juega Jaume Roures? ¿Realmente no tiene intereses en controlar el Barça?