Ter Stegen / EFE
Resulta curioso que los dos primeros capitanes de la plantilla del FC Barcelona estén prácticamente fuera del equipo. El primero, Marc-André ter Stegen, por culpa de una lesión en las lumbares que le obligó a pasar por el quirófano este verano, y el segundo, Ronald Araújo, por culpa de unos problemas de salud mental, que le han aconsejado hacer un reset en su profesión. Dos casos muy diferentes, pero que reflejan la fragilidad de la capitanía, que ahora mismo ejercen con autoridad Frenkie de Jong y Raphinha.
Lo cierto es que ser capitán del FC Barcelona es una profesión de riesgo, con muchos más inconvenientes que ventajas. Tradicionalmente, el brazalete se otorgaba a un peso pesado del vestuario, respetado y admirado por sus compañeros, con experiencia contrastada y una personalidad a prueba de bombas. El último capitán que reunía todos estos condicionantes fue Carles Puyol. Desde la marcha del defensa, se han ido sucediendo una serie de capitanes, con más o menos ascendencia con el grupo, como Mascherano, Xavi, Sergio Busquets y evidentemente Leo Messi.
Pero ninguno de ellos ha dejado la huella y el legado de Carles Puyol. Un capitán con mayúsculas, brazo derecho del entrenador, tanto fuera como dentro de los terrenos de juego, ejemplar en todos los sentidos y respetado incluso por los rivales.
De los actuales portadores del brazalete, dos prácticamente han renunciado, o al menos, no ejercen desde hace tiempo. Ter Stegen porque las lesiones le han dejado fuera de la dinámica del grupo prácticamente un año, mientras que Araújo está en otras guerras mucho más personales y espinosas.
Frenkie tampoco es un capitán al uso: pese a contar con la aprobación del vestuario, su carácter más bien frío le aleja de las necesidades y prioridades del colectivo. Es por eso que ahora mismo el auténtico portador del brazalete y líder incontestable del grupo es Raphinha. Un jugador que cuenta con la absoluta bendición de Hansi Flick. El siguiente en la nómina de capitanes es Pedri. El canario tiene el apoyo incondicional de los internacionales españoles y es una de las grandes referencias para los jugadores que vienen de La Masía, a los que siempre tiene un consejo o unas palabras de ánimos.
Pero hay otro jugador que es el auténtico capitán en la sombra. El que todos escuchan, el que cuenta con el favor de todos los compañeros, el que muchos sienten como su guía y mentor. Su nombre es Éric García. Sí, el jugador multiusos de Flick, capaz de jugar en un mismo partido hasta en tres posiciones distintas sin despeinarse, y además con el inconveniente añadido de llevar una máscara de protección, es ahora mismo la luz que ilumina el faro blaugrana. Si hubiera votación y saliera el nombre de Eric entre los candidatos, muchos creen que barrería de calle, incluso por delante de Raphinha, otro de los tótems incontestables de la actual plantilla.
Pero hasta que no haya votaciones, la capitanía seguirá teniendo un propietario: Ter Stegen. Veremos los días que le restan para colgar el brazalete, ya que si quiere ir al Mundial está claro que no puede seguir ni un minuto más en el club blaugrana. Si se confirma su salida este enero, será Araújo quien coja el relevo. En todo caso, su capitanía también huele a efímera, ya que si algo ha de tener un portador del brazalete es fortaleza mental. Y precisamente el charrúa ahora mismo adolece de tal requisito.
Dos capitanes sin rumbo que harían bien en dar un paso al lado y dejar a las nuevas generaciones tomar el mando de la nave. Raphinha, Pedri, Eric y Frenkie sería un cuarteto de auténtico consenso, que aplaudiría hasta la mismísima mascota CAT.