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El Estadi Lluís Companys en el Catalunya-Palestina

El Estadi Lluís Companys en el Catalunya-Palestina Gerard Boada Culemanía

Hablemos del Barça

La carambola del retorno al Camp Nou

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A diez días del previsto Catalunya-Palestina todavía no estaba decidido su escenario. Dado que el Estadi Olímpic Lluís Companys, en Montjuïc, estaba personalizado con banderas y escudos del Barcelona se buscaron alternativas. Desde la Federaciò Catalana se consideró que cualquier cambio que quitara importancia al evento sería inviable y por esa razón se desestimó la Nova Creu Alta, en Sabadell. Su capacidad es manifiestamente insuficiente (12.000 espectadores).

Dado que el Ayuntamiento de Barcelona debía colaborar económicamente (unos 600.000 euros), tampoco se podía trasladar encuentro al recinto del RCD Espanyol, porque está ubicado en otros municipios, Cornellà y El Prat, cuyos ayuntamientos distan mucho de poder cubrir todo o parte del presupuesto.

No quedaba otra solución que el escenario del encuentro fuese el Olímpic de Montjuïc, porque era el único que podía albergar a los 15.000 espectadores que ya habían comprado una entrada, con una proyección total de 30.000 asistentes, como así fue.

Pero el problema del Olímpic era que, como se ha dicho, estaba decorado con los colores azulgrana, ante la visita del Athletic Club cuatro días más tarde. El Barça se negó tajantemente a que el partido se celebrará con sus símbolos al alcance de las cámaras de televisión, lo que podía dar a entender que él era el organizador y, por tanto, el anfitrión de Palestina. Un asunto delicado que, en cualquier caso, debían asumir los políticos.

Los motivos del Barça eran claros y poderosos: en estos momentos, entre créditos solicitados y la financiación del Espai Barça, el Barça tiene comprometidos más de 2.000 millones de euros con Goldman Sachs y bancos afines, algunos de ascendencia judía. No quería crearse un problema que era fácilmente evitable, puesto que, por contrato, podía vetar el encuentro si alguien no se hacía cargo del costo del cambio de decorado.

Esta postura precipitó la concesión del permiso por parte del Ayuntamiento para que el club pudiera regresar al Camp Nou, con 45.401 espectadores; es decir, ocupando tribuna, gol sur y lateral. Con el Barça ya en el Camp Nou, el partido podría celebrarse en el Olímpic sin tener que desvestir y después vestir de blaugrana de todo el recinto. En 48 horas, se decidió todo, pero lo más importante de esta historia fue, sin duda, el retorno del Barça al Camp Nou.

Cabe señalar que el permiso de los técnicos del consistorio estaba prácticamente ultimado y aprobado para la citada ocupación parcial. Los trámites finales se aceleraron, sin menoscabo alguno de los requisitos de los técnicos del consistorio. A la vez, el partido de la selección catalana contra Palestina pudo celebrarse en un escenario que no era oficialmente ni oficiosamente como del FC Barcelona, ya que el contrato que le ligaba con el consistorio quedó finiquitado automáticamente en la operación y el siguiente encuentro ya lo disputó en el Camp Nou. Hubo, pues, una carambola a tres bandas y ningún daño colateral derivado del conflicto de Gaza, con el Barça como gran beneficiado

En esta historia se han obviado nombres para no comprometer las fuentes.