Carles Puyol y Deco, acompañados por Eric Abidal REDES
Deco, Belletti. El Barça de Laporta ha recuperado a algunos exjugadores que han aportado un grano de arena, por lo menos, al equipo, pero que puede que no sean totalmente unos enamorados del club. Fuera, sin embargo, hay personas-futbolistas, de mucho más peso, de mayor valor y menos interesadas, que adoran al Barça porque son del Barça, porque son de aquí, porque tienen sangre azulgrana, y porque han formado parte del crecimiento de la entidad. Deco, Belletti podrían estar hoy en el Flamengo o en el Palmeiras y cumplir con la misma función que hacen hoy en el Barça. Carles Puyol, sin embargo, es uno de esos jugadores que para mí deberían tener un lugar especial en el museo del club porque, probablemente, no aceptaría una oferta para trabajar en otro club diferente al Barça y porque sería un buen consejero para los jóvenes que hoy intentan engrandecer al Barcelona.
A lo mejor me equivoco porque nadie hoy en día trabaja gratis por mucho que las empresas valoren poco el trabajo. Y al fin y al cabo, hay que vivir. Pero echo de menos la figura de un capitán en el vestuario del Barça como Puyol. También coincido con todos aquellos colegas que han reclamado un comunicador en la directiva que sepa intervenir con delicadeza en los comentarios de algunos jugadores.
Para atacar al adversario beneficiario de favores arbitrales ya está cierta prensa. No necesita este Barça desgastarse en los ataques al contrario. Necesita controlar a su tropa. Es pura inteligencia. Sabe el Barça, de sobras, quién es su enemigo principal, pero los gritos de guerra no deberían ser lanzados por los jugadores, aunque a los periodistas nos guste esa guerra. Mucha prensa pagaría por cada declaración malsonante de un futbolista en contra de un adversario.