El cartel promocional del partido Villarreal-Barça en Miami La Liga
Javier Tebas lo dijo claro hace un tiempo: “Florentino nunca pierde” y parece que en esta ocasión ha vuelto a ganar.
Existe una lucha conocida por todo el mundo entre Javier Tebas y Florentino Pérez, un combate que se ha trasladado a Miami, donde Villarreal y Barça debían disputar un partido de Liga en diciembre, y pese a que ambos conjuntos ya lo habían anunciado a sus seguidores y el duelo tenía luz verde por parte de la UEFA y la RFEF, finalmente no se jugará en Estados Unidos.
El gran objetivo del presidente de la Liga ha vuelto a caer, y con él parte de la reputación y la imagen de Javier Tebas, que ahora seguirá con su campaña en contra de todos los opositores y con intercambio de palabras con algún que otro jugador.
Seguramente no sonará con la misma fuerza, pero esta semana Florentino Pérez también se ha llevado un jarro de agua fría con la suspensión cautelar de las licencias para los parkings del Bernabéu por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, una obra en la que ya tuvo grandes problemas con los conciertos que quería realizar en el estadio o con el estado del césped, pero que por el momento no lastran la imagen del máximo dirigente blanco y su inmenso poder.
Y en medio de toda esta guerra, el Barça ha dado un giro en sus intereses y su política, dejando atrás la gran confrontación que tenía con la Liga y con la UEFA para dar paso a etapa que parece de concordia, en la que habrá que ver si los problemas con el fair play van llegando a su fin, en lo que además parece que será el fin del proyecto de la Superliga, también de Florentino Pérez.
Será difícil saber si el golpe con el partido de Miami es también una forma de advertir al Barça por salirse del proyecto de la nueva competición, ya que, por el momento, no realizar este partido también deja a Laporta sin unos ingresos extraordinarios que le venían muy bien a su club, tal como explicó en la asamblea.
Se puede estar en contra de disputar un partido en Miami, aunque no es cierto que adultere la competición, ya que actos como los vídeos de Real Madrid TV la adulteran mucho más sin que nadie haga nada ni levante la voz, pero es cierto que, aunque nos guste la idea del fútbol romántico, los tiempos van en esa dirección, las marcas deben expandirse como hacen muchas competiciones y, los gastos y las necesidades no han dejado de crecer en este mundo más global.
Es incoherente trabajar para hundir el partido de Miami y en paralelo albergar en el Bernabéu un partido de la NFL, ya que, si se habla de defender la pureza de competiciones y los derechos de los aficionados, por coherencia los blancos deberían rechazar este partido fuera de los Estados Unidos, pero esto no pasará.
Una vez más se demuestra que ser del Barça es especial, por las luchas de poder y los elementos externos que rodean las instituciones y las competiciones, por sus valores y la defensa de derechos y otros elementos; pues cuando Laporta había superado una asamblea que fue más plácida de lo que debería, el partido de Miami vuelve a revolver la actualidad, que esta semana debería estar centrada en el Clásico.
Pero como siempre pasa, y como decía Josep Lluís Núñez, vuelve a salir el 36 antes del Madrid-Barça y Flick no se sentó en el banquillo por una decisión incomprensible, y sin que ciertas acciones pasen por el CTA, como advirtió Xabi Alonso al mismo colegiado que expulsó al técnico alemán. Mejor dejamos al margen acciones que analizaremos con calma, con Vinicius, Courtois y Carvajal de protagonistas durante el partido.
Estamos ya tan acostumbrados que ni nos sorprenden estas cosas semana tras semana, pero algo deben saber en la capital que nunca podrán entender: cuestiones así, injustas e inadmisibles, hacen que ser del Barça sea tan especial, que ganar títulos de blaugrana tenga ese gran sabor que es imposible de describir, y que perder, fiel a tu idea, tu estilo y tus valores se convierta en un acto de reivindicación, de resistencia y de lucha constante contra unos factores que los culers ni tenemos ni queremos.
Porque Miami lo confirmó, una vez más, y seguiremos frente a todo y contra todos