La cantera en la historia del Barça moderno siempre ha sido un tema delicado. Ciñéndose a partir de la era Cruyff, que comenzó catapultando a Milla y Amor (a la vez que condenaba a Calderé, Moratalla, Manolo, Nayim, Clos, Pedraza o López López) y acabando en un Flick que dio carrete a Casadó mientras se lamentaba la lesión de Bernal, la Masía ha sido tanto un argumento como una excusa en la política deportiva del club.
Más necesidad que virtud, históricamente el Barça ha echado mano del fútbol base cuando ha tenido que apretarse el cinturón o ha contemplado como sus fichajes se convertían en fiascos inesperados. Ocurrió en el pasado y sigue pasando en el presente.
Hoy está en el escenario un Fermín López al que se relaciona con tanta insistencia como extrañeza con el Chelsea, hablándose de ofertas que desde el Barça ni se confirman ni desmienten y provocan desazón y disgusto en el joven volante andaluz, estimado como pocos por la hinchada y que se siente utilizado, cuando no despreciado.
Fermín ha sucedido en el plano a Marc Casadó, al que alguien quiso vender desde el club, argumentando su pérdida de protagonismo pero sin contar con que el mediocampista, a la que vio y escuchó su nombre en papeles y tertulias, llamó a quien tenía que llamar y le dejó claro que del Barça no iba a moverse.
Con Fermín ocurre lo mismo. Y si Flick ya habló en la previa de la visita al Levante, ahora volvió a hacerlo. "Quiere quedarse y pienso que se quedará. Quiere al Barça, lo vive, y creo que su corazón dice Barça. Confío en que se quede", relató el técnico en la sala de prensa, ocupado en el partido de Vallecas pero sabedor que tal como hace tres semanas se quedó sin un puntal (Íñigo Martínez), en este rush final de mercado podría lamentar la salida de otro futbolista que sin ser indiscutible sí es trascendental en sus planes.
¿El fondo? Más allá de conflictos que hayan podido existir en la plantilla (propagados convenientemente y que le han colocado, como se diría vulgarmente, al pie de los caballos) Fermín es un activo del que puede el Barça sacar mucho rendimiento económico, por cuanto el valor de un supuesto traspaso sería beneficio íntegro. Y esta circunstancia, cuidado, tiene una importancia poco menos que capital en la actualidad del club, agobiado como está, SIEMPRE, con el Fair Play, el límite salarial y todo lo que ello conlleva.
Que no se quiera marchar, de momento, que se mantenga firme como hizo Ter Stegen, por ahora, y que le haya trasladado a Flick este deseo, intención y motivación, no oculta que en el Barça, demasiado a menudo, la cantera se utiliza como arma de propaganda. El anuncio más motivador para un entorno entregado.
A mediados de los 90 Cruyff se sacó de la manga a la conocida como Quinta del Mini… Porque, conviene no olvidarlo, su política de fichajes (Eskurza, Lopetegi, Korneyev, Escaich, Kodro, Prosinecki, José Mari, Cuéllar…) fue una decepción absoluta. Johan iluminó (y machacó) a De la Peña. Y a su vera a los Roger, Toni, Celades, Quique o Moreno, quienes con Carreras, Òscar y, claro, Guardiola, Amor, Ferrer o Sergi alumbraron lo que pudo ser una era que, de sopetón, el despido del holandés echó por tierra.
La Quinta del Mini fue, podría decirse, una ilusión de verano que se acabó sin conocerse hasta dónde habría podido llegar y no fue hasta la apuesta de Van Gaal (el tipo que llenó de holandeses, hoy neerlandeses, la plantilla) que el fútbol base volvió a hacerse ver. Fue Xavi y Puyol. Y Reina, Gabri, Arnau. Y también Iniesta y, claro, por supuesto, Leo Messi. Y utilizados, convenientemente por Rijkaard, el aterrizaje posterior de Guardiola dio el empujón definitivo con Pedrito y Busquets, además de los Tello, Cuenca y demás que por una u otra circunstancia no se mantuvieron después de llegar…
Pero ya hubo en aquellos tiempos un nombre que evoca la actualidad de Fermín. Se llamaba, se llama, Thiago Alcántara. Y llamado a ser un puntal y sucesor de Xavi Hernández en la sala de máquinas del Barça, ocurrió que en el verano de 2013 el club prefirió el negocio al proyecto y le traspasó al Bayern Múnich (reclutado por Guardiola) por 25 millones de euros, un precio irrisorio comparado con los 90 de su cláusula… de haber jugado un número de partidos que el Barça prefirió que no cumpliera.
Hoy desde el seno del Barça vuelve a sacarse pecho con la cantera. Se habla de Cubarsí y Balde, de Èric García, Gerard Martín, Gavi, Olmo, Casadó, Bernal, Fermín… A lomos todos, por supuesto, de Lamine Yamal, el líder y crack total de un proyecto del que se cayó ya Ansu Fati y descabalgaron a Iñaki Peña.
Se saca pecho y se hace propaganda de una apuesta indiscutible que en el fondo se sospecha no es tal. También, aunque esa es otra historia, habría que ver la fuerza y mando que tiene Hansi Flick en las decisiones deportivas del club. Otro día hablaremos de ello…