La resolución del Consejo Superior de Deportes (CSD) en el caso Olmo ha sentado como un jarro de agua fría para todo los que ven en el Barça un blanco perfecto donde lanzar sus ataques. La decisión de dar la razón al club blaugrana ha desatado una reacción furibunda por parte de La Liga y su presidente, Javier Tebas, quien, fuera de sí, ya ha anunciado que recurrirá el fallo.

No es nuevo que el Barça se enfrente a un escrutinio constante e implacable. Cierto es que ha habido zonas grises en la operación de la venta de los asientos VIP del Camp Nou, pero lo que resulta insoportable es la obsesión enfermiza de ciertos sectores de atacar al club. Cada movimiento es analizado con lupa, cada gestión es señalada como fraudulenta, mientras que otras entidades parecen gozar de una manga ancha inaceptable. Sí, ya sabéis a qué otro club me refiero.

La Liga está cruzando la línea de la persecución y, esta última pataleta de Tebas, no es más que otro capítulo de una guerra abierta que perjudica la imagen del fútbol español. Ya está bien. La rivalidad debe existir en el campo, no en los despachos, con campañas de acoso que distorsionan la realidad. Es hora de que ciertos dirigentes dejen de jugar a ser jueces y asuman que el fútbol necesita justicia, no vendettas.

Sevilla tiene un color especial...

¡A la final! Un gran Barça volvió a superar a un pobre Atlético en el Metropolitano. Los azulgranas volvieron a demostrar su fiabilidad en los grandes escenarios y consiguieron el ansiado billete para la gran final de la Copa del Rey, donde se encontrarán con el Real Madrid. Como en los viejos tiempos.

Los azulgranas demostraron carácter, dominio y efectividad para superar a un rival siempre incómodo, que se preocupó más por repartir leña que por jugar al fútbol. Esta clasificación no es solo un paso adelante en la lucha por el título, sino también una inyección de moral para un equipo que busca reafirmar este joven proyecto y que sigue soñando con el triplete. También el Madrid, aunque las sensaciones de los blancos son muy diferentes.

El triunfo en el Metropolitano fue fruto de una actuación coral en la que el Barça supo sufrir cuando era necesario y golpeó gracias a un gran Ferran Torres, que merece ser titular en la final. Lo del tiburón tiene mucho mérito.

Así que ahora sí, ya podemos decir que la Copa del Rey tendrá la final soñada y, quién sabe, si no será la única de esta temporada. Entramos en el tramo decisivo del curso con un Barça en modo superlativo. Lo diré a lo bajini, pero viendo a este equipo, tenemos algo más que licencia para soñar en el triplete.

Don Pedri Potter

Pedri está firmando una temporada espectacular, consolidándose como el faro que guía el juego del Barça. Con una madurez impropia de su edad, el canario ha asumido el liderazgo del equipo, convirtiéndose en el eje sobre el que gira la propuesta futbolística de Hansi Flick. Su visión, capacidad de asociación y lectura del juego son determinantes para mantener viva la identidad azulgrana en una temporada tan exigente como la que estamos viviendo. Pero este año, además de brillar en la fase de creación, Pedri está destacando por su compromiso defensivo. Ha aprendido a dosificarse, a elegir mejor cuándo presionar y cuándo guardar la posición, dando un paso adelante en su evolución como centrocampista total.

Superada la larga travesía de las lesiones que lo lastraron el curso pasado, ha recuperado su mejor nivel y vuelve a ser uno de los mejores futbolistas del mundo. Sin embargo, su importancia dentro del equipo también genera una preocupación evidente: no hay un relevo natural que pueda sustituirlo con garantías. El intenso calendario que afronta el Barça obligará a gestionar bien sus minutos para evitar posibles lesiones.

Su continuidad es vital, pero Flick deberá encontrar alternativas para darle descanso y asegurar que el mejor Pedri siga siendo el motor del equipo en los momentos decisivos de la temporada.