Cuando los isquiotibiales empiezan a dar problemas, se debe activar la alerta. Hay una fina línea entre una simple sobrecarga y un problema más serio y en este vaivén, entre lo malo y lo muy malo, se encuentra Dani Olmo. Y su pierna derecha.

No ha cogido por sorpresa a nadie del staff, pero tampoco de la propia directiva. Cuando lo ficharon ya conocían sus puntos débiles. Dani Olmo ya venía tocado por edad, experiencia y también una suma de lesiones. Estableciendo un paralelismo, Íñigo Martínez, en su día, tampoco llegó fresco como una rosa. Pero los fichajes de ambos se basan en informes favorables que, sabiendo cómo se deben tratar, pueden coger un buen rendimiento y convertirse en referentes e indispensables. Es evidente que Íñigo Martínez, entre la suma de tener ahora Hansi Flick y superar su peor periodo inicial de la temporada pasada, ha aportado una consistencia en la defensa imponente. Y también es una evidencia que cuando Dani Olmo ha estado y su físico le ha acompañado, el equipo ha marcado las diferencias.

Pero los isquiotibiales, desde la goleada del pasado mes de octubre ante el Girona, se han resentido. Iban tocados y el mismo club así lo hizo constar publicamente el mes de septiembre. Pero desde entonces, el hermetismo es absoluto.

Tanto es así que en el partido contra Las Palmas donde el Barcelona perdió, Olmo no entró en los planes del míster para ser un buen revulsivo y cambiar la mala dinámica, especialmente en el medio campo, que los azulgranas estaban demostrando. Aun así. Flick lo convocó para no entrar en especulaciones mediáticas ni dar ninguna pista sobre su delicada pierna.

Pero los jugadores hablan en el campo: cuando constatan su enorme calidad, pero también cuando pasan desapercibidos. Con Olmo hace falta paciencia y saber que, en estos momentos, no está preparado físicamente para aguantar un partido entero. 90 minutos para el de Terrassa pueden ser letales.

Esta es la dinámica a la que debe acostumbrarse el aficionado: grandes jugadores que rinden a medio gas y gracias a ello se pueden fichar. Con la combinación de ellos, un poco de suerte y el contraste de los jóvenes, el Barcelona puede acabar marcando una buena temporada. Solo hace falta tener claros los límites.