La gala del Balón de Oro vino precedida por una gran polémica tras confirmarse la negativa del Real Madrid a desplazarse a París. El motivo era que Vinicius Júnior no era el ganador del premio, pese a que todas las quinielas le daban como máximo favorito. Como solidaridad hacia su jugador, la comitiva blanca decidió dejar 'colgados' a los representantes de France Football, la publicación organizadora del evento.

La reacción posterior en Francia, no por esperada, fue menos virulenta. Indignación, sorpresa mayúscula y denuncia al club blanco por una decisión sin precedentes, que además aprovechó el FC Barcelona para convertir esta edición del Balón de Oro en una alfombra roja para la entidad, con Aitana Bonmatí y Lamine Yamal, como mejores embajadores. El reconocimiento fue de tal envergadura que hasta llegó a sonar el himno del club cuando se anunció el premio a 'mejor equipo femenino del mundo', con un Joan Laporta que no cabía en traje, henchido de orgullo.

Es evidente que el gran perdedor de la velada --pese a llevarse dos galardones, el de mejor equipo masculino y mejor entrenador)-- fue el Real Madrid y, sobre todo, Vinicius. El delantero brasileño quedó segundo en la votación de los cien periodistas de cien países diferentes, por delante de Bellingham, pero por detrás de Rodri. Aún se desconocen la relación de todos los votos --sólo se han filtrado algunos, como el de Alfredo Relaño, el periodista representante de España, que puso a Vinicius por delante de Rodri--, pero parece ser que ha penalizado, y mucho, el fair play en contra del jugador del Real Madrid. Se trata del tercer criterio a la hora de hacer las votaciones, que no es poco precisamente.

Y es cierto que Vinicius no es ejemplar en este sentido. Sus imágenes provocando a los rivales y a las gradas se han convertido en el pan de cada día, que ni Ancelotti ni nadie del club han sabido o podido frenar. Desde los 18 años que aterrizó en Valdebebas --ahora tiene 24--, Vinicius ha visto empañado su grandioso talento por una forma de comportarse poco ejemplar.

Evidentemente, su último gesto --dejando tirado a los organizadores del evento del Balón de Oro-- no le ayudará de cara al futuro. Rodri, motor del Manchester City y de la selección española ganadora de la Eurocopa, se llevó con todo merecimiento el título, que ya merecía el año pasado. De hecho, si alguien podía disputarle el trofeo, siendo objetivos, era Dani Carvajal. Pero no hay que olvidar que Rodri se llevó el MVP de la Eurocopa.

Y si Rodri se ha llevado el premio este año, el nombre que está en boca de todos para relevarlo es un chaval de 17 años, que desborda carisma y empatía allá donde va. Ganador del Trofeo Kopa al mejor jugador menor de 21, Lamine Yamal tiene todos los números de asaltar, más pronto que tarde, el premio gordo. Este año quedó octavo gracias a su gran rendimiento con la Roja --el balance del Barcelona seguramente le ayudó más bien poco--, por lo que a poco que mejore el equipo blaugrana, su candidatura aumentará de forma exponencial.

Su exhibición ante el Bayern y en el clásico ya le ha hecho ganar enteros --quien más o quien menos ya le sitúa en el podio--, que se podría ver refrendado si viene acompañado de títulos a final de la temporada. Y es que si el presente es Rodri, nadie duda de que el futuro es Yamal. De hecho, el propio jugador del City se lo recordó durante el discurso de recogida del premio.

Eso sí, Lamine tiene un año por delante para mejorar su inglés y evitar situaciones incómodas en el escenario. Del resto, no hace falta decirle nada, porque juega como un demonio y se comporta como un ángel.