El madridismo está lanzado. No se detiene por nada y ante nada. Bueno, no del todo, porque sí ha dado un frenazo y ha hecho marcha atrás de forma urgente con la discoteca que Florentino montó en medio de Madrid, que ha puesto en pie de guerra a la pudiente sociedad de Chamartín, castigada por los exorbitados decibelios que generan los conciertos en un recinto concebido para el fútbol.

Pero a la que una juez ha visto en semejante disparate un posible delito medioambiental, se acabó la fiesta. Y ocurrió imposible: Florentino se ha batido en retirada. Todo un milagro.

Sin embargo, la fiesta sigue para el Realísimo en las canchas, porque el pasado fin de semana fue histórico, por el pleno de favores arbitrales que hubo.

Comenzando por el fútbol femenino, las jugadoras del Athletic Club sufrieron un expolio en Valdebebas, donde les anularon un gol olímpico sin motivo alguno y luego les señalaron un penalti inexistente, con lo que de un merecido empate se pasó a una derrota por 2-0.

Sin duda, en el robo influyó la presencia de Yolanda Parga, responsable del arbitraje femenino y esposa de Megía Dávila, el mandamás del arbitraje en el Real, que conforman una manifiesta incompatibilidad y que se demuestra, con hechos como el relatado, que falsean la Liga F. Retengan este nombre: Acevedo Dudley, la Guruceta del siglo XXI.

Pero, el mismo día, en Málaga, el atraco comenzó en la semifinal de la Supercopa de España de baloncesto, que el Real ganó al Barça por 6 puntos de diferencia (89-83) después de lanzar hasta 31 tiros libres por 13 del Barça. Los atracadores fueron Peruga, Calatrava y Castillo. Pero, la casta arbitral de la canasta insistió en la final, en la que Peruga repitió, acompañado por Manuel y González. Otra vez 31 tiros libres a favor del Real por solo 8 del Unicaja. Una burrada, pero se quedaron cortos, porque los malagueños ganaron claramente (90-80). Otra vez será.

Ya en martes, el tercer día inolvidable fue el encuentro contra el Alavés, en el que hubo un recital de burlas y malos modos de Vinicius al colegiado Muñiz Ruiz, que no se atrevió a expulsarle, tras haberlo merecido sobradamente. La salvajada, que quedó en amarilla, continuó con Endrick, en su caso por propinar un rodillazo a las partes nobles del defensa Mourinho, una acción merecedora de roja directa. El VAR se inhibió. Faltaría más.

Gracias a estos favores arbitrales, el Real podrá alinear a ambos en el derbi contra el Atlético, en el que faltará Mbappé, lesionado. ¿Se imaginan los tres ausentes de tan importante encuentro? Pues en Madrid tiene la jeta de criticar a Muñiz Ruiz.

Total, un triplete de desmanes de árbitros y árbitras en solo tres días y en las tres secciones del Real. Todo un récord. La corrupción flota en el ambiente, porque si tanta casualidad no fue corrupción, lo parece.