Solamente un milagro o Hansi Flick pueden cambiar el destino escrito del ya no tan joven Ansu Fati. Porque vamos a recordar que ya tiene 21 años y, viendo cómo crecen las juventudes desde hace una década en el fútbol y el baloncesto internacional, si con 21 años no has arrancado de una forma más o menos estable, ya empieza a ser tarde para aspirar a grandes proezas.
Pero vamos al lío. La gracia de nuestras vidas siempre son las imprevisiones, las sorpresas de última hora que nadie se espera. Estas, a veces, son malas, pero también hay giros de guion en positivo. Más allá de aquellas excepciones que nos confirmen la regla, el futuro a corto y medio plazo de Ansu Fati pasa por el mismo guion en el que lleva instalado desde hace un par de años, e incluso un poco más: no dar más de sí, no remontar e intentar venderse como pueda.
Cuando volvió este verano de su Erasmus en el Brighton, lo que se comentaba en el club es que Ansu venía porque no tenía ningún sitio mejor a donde ir. Y, especialmente, lo que se comentaba y se palpaba era el hartazgo general del mismo club con su figura y, especialmente, con su padre: Bori Fati.
Resulta que el padre sigue viviendo de las ilusiones y tiene a todo el mundo absolutamente loco con sus ocurrencias. Tanto es así, que ha acabado desestabilizando la paz mental de su propio hijo. Y, pese al gran problema físico y crónico que arrastra, lo que la familia Fati necesita urgentemente es un apoyo más psicológico y emocional que cualquier otra cosa. Ansu está anulado, mire por donde se mire. Y, a diferencia de otros jugadores, su futuro está remotamente perdido. Pero volvamos al principio: la mano de Flick puede ser un milagro.
La única pieza que aguanta la pantomima de Ansu es su representante, un tal Jorge Mendes que también, curiosamente, lleva actualmente a Lamine Yamal. Con su poder puede condicionar y apretar, pero la realidad del campo demostrará que el pobre Fati necesita un buen empujón. Ánimos Ansu, la esperanza es lo último que se pierde... Pero también unas 'amistades' peligrosas que, de momento, poco te han sumado.