Se acabó. Otro mercado de fichajes con más pena que gloria. Otra ventana de verano para el olvido. Deco no es Mateu Alemany. Tiene un perfil menos ejecutivo, pero más deportivo. Parece acertada su tozuda apuesta por Dani Olmo. Insistió hasta la saciedad por el mediapunta de Terrassa, que se estrenó a lo grande en Vallecas. El director deportivo luso no ha tenido la habilidad de Mateu para cerrar gangas del mercado con la carta de libertad, pero ha generado casi 40 millones de euros con salidas de terceras espadas. Jugadores de perfil bajo como Chadi Riad, Julián Araujo, Mika Faye y el canterano Marc Guiu han oxigenado las mermadas arcas culés. Sin lugar a dudas, quienes no han hecho los deberes han sido los miembros de la junta directiva. La parcela económica, una vez más, no estuvo a la altura.

El Barça es esclavo de una operación catastrófica que impide la vuelta a la normalidad. No lo decimos nosotros, lo dicen desde la Liga. "El Barça es una máquina de generar dinero, estaría en la regla 1-1 hace tiempo si no fuese por Barça Studios", deslizan algunas fuentes con información privilegiada. 

La pelota se ha hecho cada vez más grande. Laporta se pegó el primer tiro en el pie nada más coger las riendas del club. El rencor hacia la junta de Bartomeu le llevó a exagerar un legado que era negativo, pero no tanto. Las pérdidas, que rondaban los 240 millones de euros, se inflaron hasta los 481 kilos (555 antes de impuestos). Laporta quiso cargar todo ese 'muerto' a sus predecesores pensando que la jugada le ayudaría a reducir los avales en un año. Error. Además de los 240 millones de pérdidas --que la junta de Bartomeu pensaba compensar con la venta del Barça Corporate--, sumó 160 por deterioro de jugadores del primer equipo y 84 de provisiones judiciales. Una inflación total de 244 millones de euros que representan el primer disparo al pie. 

Las pérdidas infladas por Laporta en el ejercicio económico 2020-21 Captura CULEMANIA

Posteriormente, Laporta negó públicamente que la mayoría de esas pérdidas fuesen ocasionadas por la pandemia. Ello impidió acogerse a la normativa de la Liga, que permitía amortizarlas en cinco años, y tuvieron un impacto inmediato en la economía del club, atado de pies y manos. Segundo error.

Al verano siguiente, el límite salarial del Barça había caído de forma drástica y Laporta se tuvo que inventar las palancas: una venta de patrimonio a futuro para obtener liquidez inmediata. Se vendió el 25% de los derechos televisivos procedentes de la Liga durante 25 años a Sixth Street, lo que supone un coste anual al Barça de 40 millones de euros. Gracias a esa jugada, fueron posibles los fichajes de Lewandowski, Raphinha, Koundé y, en menor medida, Christensen, Kessié o Marcos Alonso. Pero, como no llegaba solamente con la venta de los derechos televisivos, Laporta activó la segunda gran palanca: Barça Studios. Tercer error. 

Laporta y Roures sellan su acuerdo para la venta de Barça Studios el verano de las palancas Montaje CULEMANIA

Esta acción ha sido todavía más dañina que la primera porque permitió oxígeno para un verano, a cambio de condicionar de forma dramática los tres siguientes. Laporta se sacó de la manga una serie de inversores que se comprometieron a pagar 200 millones por el negocio digital del club, antes denominado Barça Studios y ahora rebautizado como Barça Vision. A través de la sociedad Bridgeburg Invest, las compañías Socios.com y Orpheus Media --esta última, de Jaume Roures-- se convirtieron en accionistas del negocio. Obtuvieron mucha publicidad, pero nunca han cumplido sus compromisos de pago. Tan solo abonaron 20 millones --10 por barba-- en diciembre de 2022. Dejaron por pagar los 60 de 2023, los 60 de 2024 y tampoco piensan pagar los 60 de 2025. 

Bridgeburg Invest SL, la nueva sociedad de Barça Studios FCB

De los 180 millones impagados por Roures y Socios, el Barça ha conseguido ingresar solamente 45. El fondo Vestigia aportó 20 el año pasado y Aramark ha sumado 25 este verano. Es urgente que la entidad azulgrana consiga el dinero acordado porque, en caso contrario, los auditores (Grand Thornton) penalizarán las cuentas del club e imputarán ese dinero como pérdidas. El caso es especialmente dañino porque además de sumar 200 millones que no se cobraron, el club también añadió otros 208 millones a sus balances en concepto de ingresos financieros. 408 kilos en total: 200 relativos al 49% vendido y 208 referentes al 51% que se ha quedado el club. Parecía una gran idea pero, como le advirtieron, era pan para hoy y hambre para mañana. La palanca estaba rota.