El representante de Alejandro Balde es un viejo conocido para el barcelonismo: Jorge Mendes. A la vez, el intermediario portugués también es el mánager de Lamine Yamal, entre muchos otros. Pero es importante subrayar este segundo para poner la alerta y ver, a través del ejemplo de Balde, la presión que podría sentir en determinado momento la joya de Mataró si las cosas se tuercen.
Alejandro Balde no está perdido. Este sería el gran titular. El punto clave de su carrera fue la lesión de enero pasado que lo llevó a quirófano para recuperar el tendón del isquiotibial del muslo derecho. Una decisión que afrontó, pese a la negativa e insistente presión de Mendes para que no perdiera cinco meses de recuperación. Es decir, la temporada entera que le quedaba.
De este modo, el negocio de Mendes, basado en exprimir al máximo y sacar rédito económico de sus jugadores, no tuvo seguimiento. Alejandro Balde escuchó a la otra cara de la moneda: el entorno del club y la familia, que le recomendaron no tener consecuencias a largo plazo. Pasó por quirófano, afrontó unos meses en blanco, supo lidiar con los contratos comerciales que tenía como pudo y dejó de tener una mirada cortoplacista. Véase como ejemplo que tomó: no acabar como Ansu Fati.
Y así llegamos al inicio de esta nueva temporada 2024-25, con un Hansi Flick que lo puso de titular en Mestalla. Balde se retiró por un golpe en el muslo izquierdo. Pese a no existir un parte médico posterior, y aunque el mismo jugador ha negado cualquier problema mayor a posteriori, las dudas vuelven a sembrarse en torno a su forma física.
De entrada, Mendes debe saber que, en este caso, las molestias las sufrió en la pierna que no pasó por quirófano. Y, por otro lado, Mendes debe saber que, si no quiere males mayores, es mejor centrarse en que el futbolista siga una conducta muy estricta en su recuperación y haga un trabajo 360º de su físico.
Quizás en estos detalles está la clave de todo. Pero se debe celebrar que, en su día, dejase de lado la presión de un mánager obsesionado con la pasta, para tener unos objetivos más alineados al club y su carrera profesional. Veremos si, todo ello, acaba teniendo recompensa dentro del Barça.