Por lo poco que hemos oído sobre sus métodos como entrenador y lo más que hemos escuchado en sus declaraciones, confieso que el nuevo técnico del FC Barcelona, el alemán Hansi Flick, me cae bien porque expone argumentos lógicos para consolidarse como un técnico con futuro.

Antes de la rueda de prensa de su presentación, expuso su ideario sin el control oficial del club, ese ideario que llevó al Bayern a conseguir un sextete y que tuvo al Barça como un notable damnificado con aquel humillante 2-8 de Lisboa, en la Champions del Covid, en 2020.

Aunque en la rueda de prensa oficial se notó que le hicieron rendir pleitesía a Cruyff y Pep, despejó con sinceridad muchas incógnitas cuando reveló que el suyo será un futbol físico, que es el complemento idóneo a la calidad técnica que, como el valor en la mili, se le supone a todo jugador que ha llegado a la élite. No se puede jugar al cien por ciento si se entrena al sesenta por ciento, fue su frase lapidaria.

La insuficiente preparación física de la plantilla fue, en efecto, el talón de Aquiles del equipo de Xavi la pasada temporada. Mucha técnica, muchos pases inútiles en corto y sin sentido (con topes de hasta 850 pases en algún partido), pero un sistema poco práctico a la hora de la verdad porque permitía que el rival cerrara espacios y, además, cuando le perdía el respeto, llegaban las derrotas y goleadas inexplicables.

En los primeros entrenamientos, con media plantilla del primer equipo y el resto promesas de la cantera, los comentarios giraron sobre la dureza de las sesiones, lo que, sin duda, había olvidado el vestuario.

Y hablando de vestuario, positivo será que Flick esté arropado por dos alemanes de pro, como el que será primer capitán Ter Stegen y el ya veterano Gundogan, que destaca por decir las cosas por su nombre. Flick no ha ocultado ser partidario del fútbol directo basado en el 4-2-3-1, que supondrá romper con el 4-3-3 rutinario de los últimos tiempos.

Solamente queda que el optimismo de Laporta respecto a los fichajes que están en boca del barcelonismo (Nico y Olmo, entre otros) le permitan a Flick de disponer de una plantilla brillante, capaz de todo, aunque cuando le preguntaron por si cree que puede ganar la Champions 24/25, saliera por la tangente y dijera que eso lo podrá responder dentro de dos o tres meses. Previsor que es.

Cabe señalar también que Flick antepuso las victorias a eso de jugar “bonito”, eso que el maldito entorno usa para malograr el trabajo del técnico de turno si no sigue los postulados de un estilo de hace más de 30 años; o sea, el de Cruyff. Pep, otro tótem, hace tiempo que olvidó esos postulados para encumbrar su exitoso City y está más cerca de los postulados de Flick. O sea, potencia, velocidad, verticalidad, goles y victorias. Pero siempre al cien por ciento.