A Xavi no lo querían cuando lo ficharon, ni cuando ganó la Liga, ni cuando renovó, ni ahora. Sencillamente, la directiva actual necesita un escudo con el que llevar a cabo otras operaciones o intereses con discreción y un perfil que sea l'ase dels cops que se dice en catalán. No es nuevo para este club. Ante el silencio sepulcral de otros presidentes como el mismo Sandro Rosell o Josep Maria Bartomeu, la estrategia de ampararse en un entrenador que acabe ejerciendo de portavoz del club, ya se ha utilizado anteriormente.
El problema es la insostenibilidad de todo ello. Ni en Montjuïc ya se puede tapar el malestar con el proyecto actual y, aunque se siga utilizando el cromo de Xavi, la presidencia de Joan Laporta se empieza a señalar.
Xavi sigue siendo el que recibe, en parte merecidamente, pero no en su totalidad. Y el de Terrassa ha escogido la opción más cómoda: esperar que le remitan el dia y hora para pasar por caja a cobrar el finiquito y largarse.
Se ha hablado mucho y me parece intolerable cómo, más allá de los resultados, se ha podido llegar a ningunear de esta forma una pieza histórica del club que merecía de un poco más de respeto.
Pero Xavi parece estar dispuesto a pasar por esta tormenta mediática, mientras acabe recibiendo su merecido y firmado por contrato. Nadie entiende de dignidad cuando hay millones en juego. Unos millones que, ya dicho sea de paso, le son necesarios por cuestiones personales que no viene al caso detallar ya que cada uno, con su vida, hace lo que le da la gana. Y, como he dicho anteriormente, me parece lógico.
El problema es el vacío que quedará el día después de su marcha. Un vacío doble, especialmente para la caja del club que no podrá fichar nada que motive a la culerada. Pero también un equipo que se quedará con unos cuantos trapos difíciles de gestionar. Encontrar un entrenador de nivel que sea asequible y esté dispuesto a comerse unos cuantos sapos es una tarea muy difícil. Tan difícil que, ni en estos meses que Xavi ha reiterado que se iba, han sabido encontrar. Lo peor está todavía por llegar.