No dudo que haya un sector menor de personas muy directas a Joan Laporta que hayan presionado, a medias, para que Xavi se quede. Me refiero a directivos y algún hombre de confianza casual. Pero la verdad, aunque duela, es que con los últimos resultados ha acabado de convencer a muchos para que no siga en el banquillo. Empezando por el propio presidente azulgrana y terminando por los jugadores.
Hablemos claro de una vez: el famoso día de la comida de jugadores con Robert Levandowski al frente, las famosas vacas sagradas exteriorizaron su malestar por los sistemas de Xavi, a quién consideraban que no está preparado para dirigir al equipo. Desde el 29 de enero de 2024, los jugadores decidieron que, ya que también se jugaban su futuro, tomarían ellos mismos la responsabilidad. Lo que se denomina como autogestión de equipo.
Y hasta el día de hoy, así ha funcionado el equipo salvo cambios y planteamientos tácticos que únicamente pueden pasar por el míster: como por ejemplo sacrificar a Lamine Yamal en la vuelta de cuartos de final de Champions ante el PSG después de la expulsión de Ronald Araujo.
Con este panorama, es muy fácil entender que Xavi cuenta con muy pocos apoyos para seguir dirigiendo la temporada que viene el banquillo azulgrana. Y por si quedaban dudas, buena parte de la directiva azulgrana piensa lo mismo que los jugadores.
No quiero analizar ni señalar culpables porque las responsabilidades siempre son compartidas: empezando por el que ficha sin el consentimiento del míster, pasando por el propio entrenador que no se impone y acabando por unos jugadores que no merecen seguir luciendo ni un minuto más este escudo. Pero la realidad, aunque la quieren maquillar, es esta: Xavi no cuenta con suficientes apoyos para seguir ni un día más al frente.
Con su colección de tarjetas amarillas y expulsiones también ha dañado mucho la marca del barcelonismo y hace falta que, si todavía quedan jugadores jóvenes no contaminados por estas malas praxis, aprendan de referentes con la cabeza amueblada. Me ha gustado mucho escuchar a Xavi en los últimos partidos antes de la debacle, pero un referente debe dar la talla en los buenos y malos momentos. El futuro, como siempre, es incierto. Pero lo único seguro que tiene este club es el valor inmediato que aportan seis canteranos.