Lo que está pasando en el FC Barcelona es tan surrealista que ni el mejor guionista de Hollywood podría haberlo escrito mejor. Una vez más ha quedado claro que es prácticamente imposible vivir días tranquilos en este club, y que el peor enemigo siempre está en casa.
De aquí la comparación con la película del momento La Sociedad de la nieve, de J.A. Bayona. La diferencia es que los culés nos comemos los unos a otros por necesidad, lo hacemos por placer. Un pequeño fuego se convierte en un incendio incontrolable. Un mal resultado acaba siendo el mayor desastre de todos los tiempos. Esto es así. Desde 1899.
Dejando de lado la tragedia de los Andes, la salida de Xavi no se ha podido gestionar peor. En las últimas semanas su discurso había cambiado y sus fuerzas ya no eran las mismas, pero no se ha esforzado ni lo más mínimo en disimularlo. Mi sensación es que la eliminación de la Supercopa de España ha sido el detonante de este anuncio que, pese a que ha llegado demasiado pronto, es un acierto. Xavi debía dar un paso al lado por él, por un equipo que ya no confiaba en sus ideas y por una afición que se había quedado sin argumentos para defenderlo.
Xavi es una leyenda que no podemos seguir maltratando, que esta temporada no modifique el más mínimo recuerdo que tenemos de él y que nadie olvide su legado. Que no se convierta en Koeman, pese a que también está muy mal asesorado y se ha escusado demasiado en el entorno.
Me sabe muy mal que las cosas no hayan salido como se esperaban con el técnico de Terrassa. Debemos estar agradecidos por el esfuerzo que hizo para venir en su día. Y darle la razón, ahora sí, cuando dice que el Barça está en construcción. Pero Xavi sólo era el jefe de obra y, llegados a este punto, habría que mirar más arriba y fijarnos también en el arquitecto. A Laporta se le acaban los paraguas.
Las cosas se pondrán todavía más feas
¿Y ahora qué? Eliminados de la Copa, con la Liga casi perdida y la Champions en chino, la chispa del culé estará en saber el nombre del nuevo técnico. Realmente no tengo muy claro quién debe hacerse cargo del equipo porque el abanico de posibilidades reales es tan amplio como poco ilusionante.
Pero... ¿Cuándo se debe anunciar el relevo de Xavi? ¿Cuanto antes mejor? ¿Cuándo acabe el curso? ¿Cuándo nos eliminen en Europa? La respuesta la tendrán los jugadores con su actitud pero, de momento, la reacción del vestuario --de la que habló Xavi tras ganar a Osasuna-- yo no la vi, y dudo que se acabe notando.
Que no nos vendan más motos, y que el entrenador que venga tampoco se deje engañar por la gente del club. Es lo único que pido ahora. Tan solo estamos a principios de febrero y esto se está haciendo larguísimo. La temporada está siendo durísimo baño de realidad para acabar con el falso optimismo que se nos ha vendido en los últimos años.