El domingo a las 20.00 horas nos espera el segundo Clásico del curso y, en esta ocasión, con un título en juego. Será la tercera vez que el Barça y el Real Madrid se enfrenten en Arabia y, de momento, el balance ha sido de una victoria para cada uno. 
El año pasado el Barça ya fue capaz de ganar la Supercopa de España ante su eterno rival y, el título, también fue un punto de inflexión que ayudó al equipo de Xavi a dar un paso al frente para acabar llevándose el título de Liga.
El Barça llega con muchas bajas y sensaciones muy dispares mientras que el Real Madrid afrontará el duelo con más desgaste pero también más confianza tras eliminar al Atlético. Así que, con dudas y ganas de revancha en ambos bandos, la final nos brindará un partido espectacular que seguro también nos robará años de vida.   
Más allá de lo que supone jugar en un país con los valores y las leyes de Arabia, la Supercopa ha ganado prestigio y valor y también ha dejado de ser un torneo de pretemporada para convertirse en un as en la manga de aquellos equipos que están obligados a ganar títulos cada temporada.

Aún es pronto para saber cómo afectará en el rendimiento de los grandes este torneo, pero lo que está claro es que solo uno saldrá reforzado.

Otra Copa en Salamanca

 
Los octavos de final de la Copa del Rey nos ha deparado un cruce bastante desigual contra el Unionistas que, a priori, tiene que ser un trámite para el Barça. Un trámite sobre el papel pero no tanto a la práctica y sino, que le pregunten al Sporting de Gijón y al Villarreal que ya saben cómo se las gastan en Salamanca.

Algunos culés hubieran preferido una eliminatoria contra un rival de más entidad y con un punto más de dificultad pero con tantas bajas y tantas dudas que nos genera este Barça, es mejor no llamar al mal tiempo. Que la dificultad sea mínima y los líos, de momento, sean para otros.

El Atlético-Real Madrid, por ejemplo, será un duelo a vida o muerte que llegará una semana después de la Supercopa. Dos competiciones en juego contra el vecino de la ciudad en menos de siete días. La ilusión por el premio gordo es tan grande como el miedo a caer por partida doble. Así que dejémonos de estar de tonterías y celebremos poder volver a Salamanca, una ciudad que, no hace tantos años, también tuvo fútbol de Primera.

Todo mi respeto y ambición por esta Copa del Rey que siempre es un buen complemento si llega de más títulos y que, en Can Barça, siempre se nos ha dado muy bien. Valorémosla.