Los que hemos vivido momentos de los que la primavera va de “vuelta y vuelta” no podemos evitar pensar en que los tiempos exitosos volverán. Creemos en el trabajo de Xavi Hernández como técnico del Barça. Por eso también creemos que la gestión de Jan Laporta al frente del club acabará siendo positiva. ¿Pero sirve de algo pensar lo contrario? Creo que no. Imaginar que Laporta lo único que está consiguiendo es enderezar sus cuentas económicas personales, tampoco. ¿De qué sirve pensar lo contrario?
El entorno azulgrana cambia según quien gobierna, y eso está más que demostrado. Gobierna Laporta, los malos son los anteriores presidentes. Manda Rosell o Bartomeu, sus predecesores han sido los malos. Todo lo que ha pasado en el intermedio no cuenta. Todo se olvida. Cuenta la foto. Aitana es Balón de Oro. Prevalece como un éxito del actual presidente, que sonríe en la foto, pero no recuerda a Jordi Mestre, que fue el gran impulsor del fútbol femenino.
Messi consigue su octavo Balón de oro, pero tampoco hace un guiño a quien lo quiso mantener en el Barça y mandó al carajo su burofax pidiendo marcharse del club. Eso sí, pide un homenaje, una despedida, y estaría bien que para la unión del barcelonismo exigiera que en ese evento estuvieran todos los que confiaron en él. Desde el que firmó en un papel su adquisición, hasta los entrenadores que ayudaron en su crecimiento, los médicos, los técnicos y los presidentes que le dieron casi todo.
¿Por qué? Porque Messi es el único jugador que hoy podría decir, "me quise ir, y no me dejaron", "me quise quedar y me abrieron la puerta". Sería también una justicia al amor que dice sentir por el Barça. Pero que salga de su boca.