Las injusticias en el fútbol existen. Y lo que vimos en el clásico del pasado sábado fue un ejemplo de ello. Esto es lo que convierte a este deporte en maravilloso y único. La primera frase no pretende ser una excusa de mal perdedor ni tengo ganas de que los azulgranas lloren por las esquinas. Pero es de justicia decir que Xavi leyó mucho mejor el partido que Ancelotti, que en los vestuarios no hubo ninguna reflexión por parte del italiano y que al Madrid, una vez más, la buena suerte le acompañó. Esto y un crack llamado Bellingham que pasa de ser un absoluto fantasma en el césped a decidir con dos tantos afortunados.
Dicho esto, hay una evidencia empírica que nos deja el clásico y los partidos predecesores. ¿Qué le pasa al Barça cuando llega al minuto 60? ¿Por qué llegan al final del partidos fundidos completamente a nivel físico? No hay una respuesta mágica, pero hay unas líneas de acción con las que trabaja el cuerpo técnico para tener claras las cosas.
De entrada, la plantilla sigue siendo corta. Con tres o cuatro lesionados clave, el equipo baja mucho, en picado. Y esto es una premisa con la que Xavi lleva peleando desde la misma pretemporada. La crisis económica no da para más y los recambios deseados, vamos a ser realistas, no han llegado ni llegarán.
Pese a ello, es verdad que el Barcelona tiene lesionados. Pero también los tienen el Granada, el Porto o el Shaktar para poner algunos ejemplos recientes, de mayor y menor rango, con los que el Barcelona se ha enfrentado. No vale excusarse únicamente en este tema.
Pero también existe la mala suerte. Y esta tiene diferentes grados. Un punto de esperanza es que cuando hablamos de lesiones lo hacemos, en la mayoría de los casos, de tipo traumático. Nos referimos a accidentes que se crean por el propio juego. Tres ejemplos rápidos: a Frenkie de Jong le cae un jugador del Celta, Robert Lewandowski recibe una patada y Gavi lesiona al propio Koundé. El tema es recuperar pronto a todos y no volver a caer en la mala suerte para, así, revertir este sufrimiento al final de cada partido. Otro capítulo aparte y muy diferente es Pedri, con el que el tema va para muy largo.